dissabte, 10 de juny del 2017

Dubai

Esta es la segunda vez que voy a Dubai. Y de nuevo, por un tiempo muy corto, algo menos de 40 horas. Pero algo más que la otra vez, que solo estuve 15. Poco a poco, esta ciudad de récords y de excesos pero también de ejemplos de sostenibilidad y diversificación, se está convirtiendo en la auténtica capital económica y cultural del mundo árabe. Más y más compañías internacionales plantan sus sedes regionales en la ciudad mientras que turistas de todos los rincones del planeta abarrotan la ciudad emiratí, que se prepara para acoger la primera Exposición Universal en el mundo árabe, la Expo Dubai 2020. Nuestro Calatrava ya está construyendo la Torre Dubai Creek Habour, que se convertirá en el símbolo de la Expo 2020 y en el edificio más alto del mundo, superando al vecino Burj Khalifa. Dubai se reinventa a sí misma, ofreciendo las mejores infraestructuras del mundo, como el estupendo aeropuerto. La aerolínea Emirates, que tiene en Dubai su hub, es la mejor de todas las que he utilizado con diferencia: servicio impecable, entretenimiento a bordo sin igual, trato al cliente único, comida buena, proceso de facturación sencillo... 

La primera vez que estuve en Dubai fue cuando vivía en Abu Dhabi. Me acerqué a pasar el día y pude pasearme por el Mall of the Emirates y ver su estrambótica decoración, con piezas maestras del arte contemporáneo, así como su acuario interno o el espectáculo musical de la fuente frente al Burj Khalifa, hacerme las pertinentes fotos, pasear por el barrio antiguo (y reconstruido) de Dubai... etc. 

Esta vez ha sido con un poco más de calma. Para empezar, nos quedamos en el vecino emirato de Ajman, en el magnífico hotel Kempinski con playa privada, que es una maravilla. El hotel cuenta con todas las comodidades y una oferta gastronómica muy completa, especialmente el buffet del brunch y del desayuno, así como el restaurante indio. Tras mucho estrés personal y de trabajo, la tarde entre playa y piscina me sentó de maravilla. Aquella noche nos acercamos a Dubai (está a algo menos de una hora) para tomar algo en Treehouse, un rooftop con estupendas vistas a Burj Khalifa, el nuevo gran símbolo de la ciudad, a la espera que Calatrava acabe de plantar la nueva gran torre de la Expo 2020. Tanto la música como la decoración son muy chic, y los cócteles que sirven son estupendos. Perfecto lugar para tomar algo y conversar en buena compañía.

Al día siguiente nos fuimos directos a la famosa The Palm Jumeirah, terreno ganado al mar con forma de gran palmera. Nos dirigimos a la parte más alejada de la costa, donde se encuentra el gran complejo de ocio de Atlantis The Palm Dubai, un gran hotel de 2000 habitaciones muy similar a su gemelo en Bahamas que se inauguró con grandes excesos: 100,000 fuegos artificiales, 7 veces más de los usados en la ceremonia inaugural del los Juegos Olímpicos en todo Beijing.

El complejo cuenta con un parque acuático, una variada oferta gastronómica que incluye el famoso restaurante Nobu y una colección de acuarios preciosa. La principal razón por la que fuimos fue a disfrutar del parque acuático Aquaventure, en el que por suerte no sufrimos colas de espera. Está bastante bien, muy limpio y cómodo, aunque se puede ver todo el tres horas. Los toboganes están fenomenal, hay una pirámide que son toboganes rápidos pero que no dan mucho miedo y otra en la que están los toboganes de las sensaciones fuertes. Muchos de los toboganes son para usar con flotadores (individuales o de dos) con lo cual tanto el confort como la sensación de rapidez aumenta. Mi favorito fue el único tobogán grupal, en que se se usa una pequeña balsa redonda de 8 personas que cae super rápido y da vueltas en una pared vertical impresionante. Varios de los toboganes atraviesan acuarios llenos de tiburones y rayas, para dar más impresión. Al que no me atreví a subir es al que te deja caer al principio en un ángulo de 90 grados: es decir, caída libre. Uno entra al cubículo, y tras una espera la trampilla bajo tus pies se abre y caes hasta que poco a poco el tobogán se va inclinando. Tras tantas caídas aquí y allá nos relajamos en nuestros gigantescos flotadores dejándonos llevar por el divertido y largo río que recorre todo el parque, que cuenta con tramos rápidos muy divertidos. El parque es perfecto para todos los públicos: desde familias con niños hasta grupos de amigos que quieran reírse un rato. Recomiendo comprar la entrada combinada para el acuario, para cuando de ponga el sol: hay descuentos si se compran 24 horas antes por Internet o en el aeropuerto de Dubai.

Efectivamente, al ponerse el sol nos cambiamos y fuimos al acuario, llamado The Lost Chambers, que aunque pequeño es muy resultón. Nos unimos a la visita guiada que sale a cada horas y que ofrece explicaciones y curiosidades sobre los diferentes animales marinos de cada pecera. También ofrecen explicaciones frikis sobre la pseudo cultura de Atlantis y los "restos" que este empresa se ha inventado, pero como no había niños en el grupo, le pedimos a la guía ceñirse a las explicaciones científicas de los animales. El gran tanque de tiburones, rayas y demás peces es muy relajante, de hecho hay sofás para poder disfrutar de las vistas de este gran acuario en paz. El resto de acuarios, más pequeños, son muy variados: desde medusas hasta un arrecife de coral con corales y anémonas de verdad, estrellas de mar, caballitos de mar... me llamó mucho la atención el acuario repleto de langostas pero sobretodo, el estanque descubierto de unos animales prehistóricos con una gran y dura concha y un aguijón cargado de veneno. En acuario circular con un banco de atunes dando vueltas es hipnótico y el de las pirañas da bastante respeto, así como el de las morenas. La verdad es que la hora se nos pasó rapidísima.

Tras visitar a un amigo en el agradable y moderno barrio de Dubai Marina, nos dirigimos al hotel Four Seasons para comer en Nusr-Et, uno de los seis restaurantes del famoso chef y carnicero turco tiene en el mundo (cuatro en Turquía y dos en los Emiratos). Estaba a rebosar. Con todo el éxito que ya tenía, Nusr-Et alcanzó fama mundial el pasado enero, cuando subió en Twitter su famoso vídeo cortando un filete otomano con mucho arte y sobretodo, echándole la sal de esa forma tan suya. Conseguimos una mesa tras esperar 15 minutos y nos tomamos una ensalada de queso de cabra, los famosos Nusr-Et spaguetti (que son trozos de carne de ternera finamente cortados) así como unos solomillos de ternera que estaban espectacularmente tiernos. Sin duda, una de las mejores carnes que he comido en mi vida.

Tras la cena, volvimos al moderno aeropuerto para tomar nuestro Emirates de vuelta a Kuwait. Dubai mejora año tras año. Espero poder visitar la Expo 2020 dedicada a la sostenibilidad así como muchas otras de las atracciones de Dubai que aún no he visto como subir a la cima de Burj Khalifa, visitar Burj Al Arab (el único hotel de siete estrellas del mundo) o la famosa pista de esquí artificial que recrea un pueblecito suizo. También me gustaría hacer un safari por el desierto arábigo y pasar una noche en una jaima. 

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