dimecres, 3 d’abril del 2024

Tortuguero

La ruta hasta el Caribe costarricense

Un mono aúlla a lo lejos mientras diversos tipos de aves nocturnas graznan y ululan... y de repente cae un chaparrón tropical. Al parar, ranas de ojos rojos empiezan a croar emitiendo un sonido desconocido para mí. Y mientras me quedo dormido con la brisa del mar que se cuela por mi ventana en una agradable noche tropical del Caribe tico.

Esta experiencia maravillosa es una de las tantas que ofrece el Parque Nacional Tortuguero, una de las zonas que más tardaron en colonizar los europeos, pese a que Cristóbal Colón llegó a Costa Rica por aquí en 1502. Las tribus de los miskitos o cabécar siguieron viviendo por aquí hasta que la construcción del ferrocarril en 1871 atrajo a miles de antiguos esclavos africanos en Jamaica en busca de trabajo en las plantaciones de la multinacional estadounidense United Fruit Company.

Ahora Tortuguero es un destino muy popular en Costa Rica, país conocido por ser destino internacional para los amantes de la naturaleza: el 28% de su territorio está protegido, y en este viven el 5% de las especies animales del planeta. Uno de los mejores sitios para ver animales es precisamente este parque nacional. Para llegar hasta allí, lo primero es recorrer la carretera 32 atravesando el parque nacional Braulio Carrillo, a través del mayor túnel del país: el Zurquí. En este recorrido se pasa del clima primaveral del valle central a un clima fresco del bosque nuboso donde casi siempre llueve. Podréis disfrutar de vegetación que recuerda a Parque Jurásico y ver cascadas preciosas. Además, cruzaréis el río Sucio, lleno de sulfuro del volcán Irazú que le dan a sus aguas un color marrón.

Si vais en uno de los tours organizados que salen a diario de San José, parareis a desayunar en un local a orillas del río Blanco, donde os darán tiempo para recorrer un sendero donde ver perezosos y tucanes. La última parte del recorrido por tierra se hace a través de las plantaciones de banano que siguen teniendo Del Monte o Chiquita (aunque cada vez más la sustituyen por piña o aceite de palma). Aquí tienen almacenes, pequeños aeródromos para fumigar y sobre todo las icónicas líneas metálicas de cables en las que cargar los pesadísimos racimos de bananos y trasladarlos de las plantas a los almacenes donde se empaqueta. Las históricas huelgas de estos trabajadores a mediados de siglo XX, que tantos sacrificios les supusieron, fueron clave para conseguir los actuales derechos laborales consagrados en la normativa costarricense.

Finalmente, según el nivel de las aguas, os llevarán a un embarcadero u otro (en mi caso fue a La Pavona) y os subiréis en una lancha rápida que os dejará en vuestro alojamiento tras un recorrido de más de hora y media a través de las lagunas Penitencia y Tortuguero en la que disfrutaréis de unas vistas sin igual.

El pequeño Amazonas tico

Pese al nombre, que no engañen las apariencias: además de las tortugas, aquí la gran atracción es la observación de aves de brillantes plumajes. De hecho, se le conoce como el pequeño Amazonas de Costa Rica, con sus canales cubiertos de nenúfares y su frondosa jungla a ambos lados del recorrido.

Esta es la parte más húmeda de Costa Rica, y se descubre básicamente en barca, a través de los canales creados muchos en 1974 para conectar lagunas y ríos y facilitar la navegación interior entre estas poblaciones y Puerto Limón. Así podían cargar más fácilmente las maderas nobles, principal negocio de la zona hasta que Costa Rica lo convirtió en parque nacional. Fue entonces cuando el ecoturismo se convirtió en la principal fuente de ingresos y mantener el entorno pasó a ser una prioridad.

La mayoría de turistas llegan para ver desovar o nacer a cuatro de las ocho especies de tortugas marinas que existen en el mundo, pero yo no fui en época de desove, porque pese a ello, Tortuguero es increíble para ver perezosos, cocodrilos, monos aulladores, monos araña, pequeñas ranas, enormes iguanas verdes, basiliscos y, por supuesto, más de trescientos tipos de aves.

Me quedé en el Laguna Lodge, un hotel en mitad de la selva con casitas rodeando algunas piscinas y una zona central de restaurante y salón de estar, además de su propio embarcadero. Es un resort cómodo pero algo anticuado, que tenía a un lado un agitado mar Caribe y al otro el canal principal de Tortuguero, lleno de caimanes y cocodrilos. La parte del Caribe tiene corrientes tan fuertes que uno no puede bañarse. Lo más curioso de esta playa es que de julio a octubre se pueden ver a las tortugas desovar o incluso nacer: eso sí, siempre de noche, en la que durante dos horas se puede ver esta maravilla acompañado de voluntarios que vigilan que nadie haga tonterías ni interrumpa los procesos de las tortugas.

Tras la cena, el pack que compré ofrecía un pequeño tour nocturno por los alrededores del hotel en el que pudimos ver huellas de jaguares y de ocelotes (a los animales en sí es muy difícil verlos), pero si vimos varias ranas de ojos rojos, incluso un par apareándose. También oropéndolas Montezuma (grandes aves con sus nidos gigantes en los árboles), arañotas venenosas o gekkos, presentes en el mobiliario del hotel.

Al día siguiente, antes de desayunar, hicimos el recorrido principal que ofrecía mi paquete. Se hace muy temprano, y como la noche había sido lluviosa, justo cuando salía el sol era el mejor momento para ver fauna, puesto que todos los animales salen a esa hora. Tocó levantarse a las cinco de la mañana para montarse en la lancha y ver centenares de especies de aves guiados por un biólogo: Costa Rica acoge al 10% de aves que existen en el mundo, ya sea de forma permanente o temporal durante sus migraciones.

La población de Tortuguero

Otra de las excursiones era ir en barca hasta la población de Tortuguero, una bulliciosa aldea de raíces afrocaribeñas con una playa famosa por las miles de tortugas que llegan a ella en temporada. Importante llevar efectivo ya que pocos lugares aceptan tarjeta y es difícil encontrar cajeros.

El pueblo está lleno de antiguas máquinas e instrumentos usados en el pasado para extraer maderas y cazar, principal actividad económica de sus habitantes hasta que el ecoturismo dio una vuelta completa a su manera de relacionarse con la naturaleza. También hay una planta de tratamiento en la que transforman la basura orgánica en fertilizantes, el plástico usado en nuevas botellas y hacen otro tanto con el vidrio. 

Mientras se pasea por el mismo, comprad una pipa para que os la abran y beberos su nutritiva agua: se trata de un coco joven y tierno de color verde con menos pulpa y más agua de coco en comparación con el coco maduro. El sonido del calipso que se escapa de alguna ventana os acompañará mientras sorbéis la pipa.

IMPRESCINDIBLES

Beber

Agua de pipa recién abierta en las calles de Tortuguero.

Canción

Tortuguero Tribute (Calipso) de Ricardo Fonseca.


Libro

Mamita Yunai - Carlos Luis Fallas.


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