diumenge, 8 de juny del 2014

Djémila

Este sábado pasado estuve en Djémila, visitando la antigua Cuicul, que fue en su época una gran ciudad del Imperio Romano. Argelia está plagada de ruinas romanas y Djémila es uno de los mejores sitios. Además, está libre de las hordas de turismo nacional que ahogan las ruinas de Tipaza.

Desde Argel hasta Djémila contad aproximadamente tres horas y media para llegar. Lo más fácil es tomar la reluciente "Autoroute Est-Ouest", una de las grandes infraestructuras construídas recientemente en Argelia gracias al dinero del petróleo y el gas. La autopista conecta todo el país de Este a Oeste y sus principales ciudades en paralelo a la costa mediterránea pero por las montañas. Esta infraestructura es famosa en el mundo entero por haber sido una de las más caras de la historia: once mil millones de dólares.

Lo cierto es que en general la autopista es muy confortable y permite llegar mucho más rápido a las diferentes ciudades del país, así como aliviar los insoportables atascos que colapsaban las antiguas carreteras. Así que, a pesar de los tramos con agujeros, pasamos Setif y nos desviamos a la izquierda por la N77 en la salida de El Eulma, pero en dirección contratria. Hasta que llegamos a Djémila. Actualmente es un pequeño pueblo de la Kabylie argelina (la región más ferozmente resistente a Francia y característica por sus habitantes rudos y habituados a la vida montañesca). Pero en el siglo IV, tras su fundación a finales del siglo I, alcanzó grandes niveles de desarollo dentro de la estructura del Imperio Romano. 

Por eso vale la pena desplazarse hasta aquí, para poder recorrer las ruinas romanas. Construida a 900 metros sobre el nivel del mar entre dos torrentes, la antigua Cuicul se convierte en uno de los más bellos restos de ciudad romana que existen, además de uno de los pocos ejemplos de urbanismo romano adaptado a un terreno montañoso. Es por eso que la UNESCO decidió declarar estas bellas ruinas como Patrimonio de la Humanidad

Hay templos, viviendas, termas grandes y pequeñas, plazas, el anfiteatro, fuentes, un mercado, calles, un foro, basílicas, arcos del triunfo... uno no puede evitar trasladarse a esa época e imaginarse las pequeñas historias que sucedieron en sus estrechas calles adoquinadas. 

En el museo que hay a la entrada podremos observar algunos de los mosaicos más bellos que se conservan en el mundo, destacando el del rapto de Europa (que estaba situado en un gran comedor de la casa Europa, ahora en ruinas). Pero hay muchísimos más que os dejarán sin aliento. Son impresionantes, de una calidad excepcional. También hay numerosas estatuas rescatadas de los antiguos templos, mansiones o edificios públicos así como objetos personales de todo tipo, monedas, ánforas... etc. Es una lástima que en el museo no estén permitidas las fotos. Por eso no puedo mostraros ningún ejemplo de los bellos mosaicos que allí hay y que antes cubrían las masiones y edificios públicos de Cuicul.

Dedicad unas dos horas a las ruinas, recorriendo el bello Cardo Maximus (calle mayor) que estaba asoportalada (las decenas de columnas así lo prueban), explorando las grandes termas (donde me impresionaron mucho los excusados públicos (grandes bancos alargados con muchos agujeros que conectan a un sistema de alcantarillado) decorados con bellas estátuas de peces. Las grandes termas aún cuentan con salas donde los mosaicos se conservan casi igual que cuando se construyeron. La grandiosidad de sus salas, sobretodo la del gimnasio, demuestran la importancia que tuvo la ciudad en su época.

Otro de los edificios que mejor se conservan en el majestuoso Templo de Severus Septimus, en el Foro nuevo. Esta plaza es la más impresionante, no sólo por el templo y sus escalinatas, sino por el bello e imponente arco del triunfo de Caracalla, los pórticos, los restos de la basílica y por su empedrado. Este era el corazón de la ciudad nueva, que fue rápidamente poblada mayoritariamente por cristianos. A un lado, bajando por una de las calles se encuentra el impresionante anfiteatro con sus gradas y su escenario. Siguiendo el cardo maximus llegaremos hasta la ciudad vieja, donde vivian mayoritariamente las familias antiguas y adineradas, los paganos y los esclavos. Aquí se encuentra el viejo foro, donde estaba el gigantesco templo a Júpiter, del que solo quedan algunas columnas y el torso del dios (la cabeza está en el museo a buen recaudo). El viejo foro tiene aún los atriles donde los senadores de la ciudad daban sus discursos (con numerosas inscripciones en latín perfectamente conservadas) así como el altar de los sacrificios, donde aparecen grabados los animales a sacrificar a los dioses. 

En mitad de las casas del barrio viejo se encuentran también los bellos restos del templo de Venus y otros restos de un templo a otro dios que no se ha podido identificar. También el bellísimo mercado, con las mesas de sus antiguos puestos de frutas, carnes, especias o verduras con sus relieves y la mesa de las medidas en el centro. Diversas fuentes públicas, la antigua prisión, cementerios, casas y mansiones particulares y hasta termas de barrio nos aparecerán durante nuestro paseo por esta ciudad en ruinas. Finalmente, en la parte más alta, se encuentra el núcleo del barrio cristiano, el más nuevo, donde podremos ver las catacumbras de la antigua Catedral, muy bien conservadas, o la casa del antiguo obispo. 

Los guardas que recorren el reciento son muy amables y atenderán a cualquier pregunta que les hagáis. Es más, incluso os acompañarán durante vuestro recorrido charlando y explicandóos más o menos los diferentes lugares de las ruinas romanas. Y lo hacen de forma totalmente desinteresada. De hecho, al que nos acompañó, le intentamos dar una propina y la rechazó amablemente hasta en tres ocasiones.

Cuicul cayó en el olvido tras la ocupación bizantina y acabó de derruirse tras un terremoto que sepultó la ciudad bajo la tierra. Fue en 1910 cuando arqueólogos franceses empezaron las tareas de desentierre y reconstrucción para sacar a esta gran ciudad de nuevo a la luz. Tras la independencia de Argelia, los trabajos fueron paralizados y ahora la UNESCO se conforma con que el gobierno argelino mantenga limpia y vigilada la antigua Cuicul, actual Djémila. 

Sin duda, para todo el que viva una temporada en Argel, Djémila es una visita de un dia más que obligada. 

1 comentari:

  1. Conozco el sitio, me impresionó el arco de Caracalla que da paso al foro, sorprende encontrar estos tesoros en un lugar remoto, por mucho menos en Europa hacen gigantescos museos. Nada que ver con Tipaza. Y sí, recuerdo los mosaicos y los útiles de la sala, todas las paredes repletas de mosaicos, maravilloso! Saludos

    ResponElimina