Valencia, tierra de las flores,
de la luz y del amor, tiene como capital a la ciudad homónima. El cap i casal,
como se conoce en las tierras valencianas a nuestra capital, es una ciudad vibrante que cuenta con
cuatro universidades, decenas de museos, teatros, auditorios, monumentos
de todas las épocas históricas, amplias playas, bonitos paseos, parques... sin olvidar un calendario tradicional lleno de festividades curiosas, aburrirse aquí es casi imposible. Y qué decir de su mítica marcha nocturna.
El hecho de ser una de las
ciudades europeas que más estudiantes de intercambio atrae eleva el porcentaje
de jóvenes y por tanto, dinamiza la escena artística, gastronómica y de
fiesta. Esto la convierte en un atractivo destino turístico para todos los
bolsillos y gustos, así como en un lugar donde los jóvenes profesionales pueden
desarrollar su actividad. Tal vez la situación de crisis financiera y económica
que actualmente vive el sur de Europa esté ralentizando este fenómeno de forma
parcial.
Numerosos expertos señalan que el
auge del turismo urbano en Valencia se debe mayoritariamente al megaproyecto de
la Generalitat Valenciana bautizado como Ciutat de les Arts i les Ciències, de la que os hablo en otra entrada. En esta, prefiero proponeros un recorrido básico por el precioso centro histórico de la ciudad.
La visita puede empezar en
l’Estació del Nord, antigua llegada de los trenes (los de alta velocidad llegan a la Estació Joaquín Sorolla). Esta
joya modernista, obra de Demetri Ribes, es un canto a un pasado
valenciano mitificado. Naranjas de cerámica en la fachada, bonitos relieves en las
taquillas... todo para dar la bienvenida al forastero. De hecho, uno de los detalles curiososos es el mensaje de "Buen Viaje" escrito
en diferentes idiomas que adorna diferentes pilares. La sala de los mosaicos, antigua sala de espera de primera clase, constituye una perfecta combinación artística de madera y trencandís, modernismo y folklorismo valenciano, con mosaicos representando escenas típicamente valencianas, como l'Albufera, el Micalet, paisajes de la huerta y personajes vestidos con trajes tradicionales.
Si seguimos hacia la plaza del
Ayuntamiento, podremos disfrutar de uno de los espacios públicos más
emblemáticos de la ciudad. Aquí se celebran las populares mascletaes del 1 al
19 de marzo así como la de la fiesta nacional valenciana del 9 de octubre. La enorme casa consistorial, ofrece un aspecto palaciego, con sus dos
cúpulas gemelas de tejas metálicas, su balcón señorial y su elegante torre del
reloj. Desde la llegada al poder del nuevo alcalde valencianista Joan Ribó, el edificio está abierto al público de 8 de la mañana a 2 de la tarde para visitas y es gratuito. No os perdáis el elegante salón de plenos (que acogió al Congreso de los Diputados español durante los últimos meses de la guerra civil en los que Valencia era la capital de España) o el museo municipal, donde entre otras joyas se encuentra la espada del rey Jaume I "El Conqueridor", el Penó de la Conquesta que hizaron los musulmanes para rendirse ante el ejército cristiano o alguna Reales Senyeras centenarias, además de grabados y planos de la antigua Valencia. Por último, salid al balcón principal, reservado a las elites por la anterior alcaldesa Rita Barberà y ahora abierto a todos los valencianos y visitantes.
Frente al ayuntamiento se encuentra el antiguo
Palacio de las Comunicaciones, ahora sede central de Correos y Telégrafos. De aspecto majestuoso, cuenta con una gran torre metálica (réplica de la original) que se construyó
inspirada en las nuevas corrientes arquitectónicas europeas. A muchos nos
recuerda al final de la Torre Eiffel. En el interior del edificio, una enorme cúpula
metálica acristalada deja que la luz valenciana entre a raudales en el precioso
espacio donde diferentes ventanillas ofrecen servicios postales. Cada una de
las regiones y nacionalidades españolas están representadas con su escudo en la
cúpula.
Después de un paseo por la plaza,
donde tranquilos turistas y valencianos con prisa se codean, disfrutando de las míticas paradas de flores, avanzaremos hacia el norte, girando a la izquierda
para adentrarnos en la calle María Cristina donde llegaremos a la Plaça del
Mercat. Allí encontraremos el único edificio Patrimonio de la Humanidad en mi
ciudad: la Lonja de la Seda. En efecto, la UNESCO encontró en esta joya uno de los mejores
ejemplos de gótico civil de Europa. Normalmente el estilo
gótico está asociado a edificios religiosos como iglesias, catedrales o
conventos. De ahí su singularidad, que ilustra de manera espléndida el poder y
riqueza de la sociedad civil valenciana. Además, los numerosos elementos
decorativos renacentistas aún ensalzan más este complejo comercial del siglo
XV.
Los exteriores muestran una
sobriedad solo rota con las formas geométricas de estilo flamígero de almenas,
ventanas y puerta, además de las gárgolas, los escudos de la ciudad y Reino y
la Virgen. Al entrar, el gigantesco y alto salón de la Contratación, donde
negociaban los sederos compras y ventas, sorprende por sus esbeltas y retorcidas
columnas helicoidales. Anexa se encuentra la torre y capilla, y pegado, el
antiguo Consolat de la Mar, una institución jurídica del siglo XIII en la que
se dirimían asuntos marítimos y mercantiles. Sus dos salas solemnes, con techos
de madera y dorado respectivamente, muestran el esplendor del lugar.
Por último, el relajante jardín
de los naranjos con fuentecita central, servía tanto de lugar de paseo y
reflexión de los comerciantes, como de espacio para fiestas de la dinastía de
los Austrias. Antes de iros, dad un vistazo más cercano a las pequeñas
esculturas del portón de entrada o a las gárgolas. En muchas encontrareis
motivos eróticos o escatológicos que representaban el pecado en aquellos
tiempos.
Justo enfrente está el Mercat
Central, el mayor mercado modernista de Europa. Junto con l'Estació del Nord, este es uno de los mayores y mejores ejemplos del modernismo en
Valencia. Sus naves de hierro, luminosas y altas, junto con las bases decoradas
con cerámica tradicional valenciana, crean un estilo local alegre que, con las
decenas de puestos de todo tipo de productos de la mejor calidad (muchos
recogidos de la enorme huerta que rodea la ciudad) lo convierten en un espacio pintoresco. Se venden frutas fragantes y verduras frescas, jamones, quesos, carnes, pescados y
muchos otros productos gourmet como especias o frutos secos. Algunos de los
mejores puestos son los especializados en nuestra bebida tradicional: la orxata. Allí encontraréis además de esta bebida fresquita,
también saquitos de chufas (el tubérculo de la que se extrae) o fartons (un
bollo alargado que se moja en la horchata). Compremos lo que compremos, la
calidad de los productos y la amabilidad de tenderos y tenderas os dejarán muy
satisfechos. Por último, no olvidéis pasaros por Central Bar, uno de los puestos reconvertidos a bar regentado por el chef valenciano de moda, Ricard Camarena, donde se sirven tapas y bocadillos de temporada, elaborados exclusivamente con los productos frescos que se venden en este mercado.
También es recomendable pasarse
por los puestos anexos al Mercat Central, en la calle. Además de su
bonito estilo, venden comidas tradicionales ya preparadas de la mejor calidad a
buenos precios: paella valenciana, arroz negro, arroz al horno, esgarraet,
pimentó amb tonyina... y por supuesto orxata natural. En invierno también hay
chocolate caliente y nuestros crujientes buñuelos de calabaza.
Tras este espectáculo gastronómico, volveremos sobre nuestros pasos a la plaza del Ayuntamiento para tomar esta vez el carrer de Sant Vicent, arbolado y con ambiente
siempre, para llegar a la plaza de la Reina. Aquí se encuentra la entrada mayor de la catedral de la
ciudad, de estilo barroco. También su campanario, uno de los símbolos de Valencia, el popular Micalet (Miguelete). Podréis subiros para ver las vistas del
centro histórico y oír sus campanas centenarias repicar. Entad a la
ecléctica catedral, mezcla de estilo románico, gótico, renacentista, barroco y neoclásico, fruto de su construcción a pedazos. Admirad los frescos renacentistas con
ángeles representados en la cúpula del altar o la capilla donde se encuentra el Santo Cáliz. Respecto a si el pequeño cuenco
recubierto de oro y joyas es o no el Grial en el que Jesucristo bebió en la
Última Cena, la controversia es constante.
Fuera, en la plaza de la Reina, encontraremos diversas heladerías y horchaterías. De hecho, las horchaterías
más famosas de la ciudad, a los pies del bonito campanario de Santa Catalina,
son lugares donde vale la pena tomarse algo, por ser tan populares entre los
valencianos. Actualmente solo queda abierta la Horchatería Santa Catalina. La antigua Horchatería El
Siglo, que estaba enfrente mantenía una
competitividad histórica entre ambas que empezó en el siglo XIX y que ya acabó. Santa Catalina sin embago sigue ofreciendo orxata de la mejor calidad,
así como granizados de limón, café y cebada, al más puro estilo local. Si
queréis pedir algo típico, que os sirvan la orxata mezclada con algún granizado acompañada por un fartón casero para mojar. No hay merienda valenciana
más tradicional. Los helados que ofrecen también están buenos, pero no os
perdáis los de la Llinares, heladería vecina que se ha especializado en servir
sabores caseros tan curiosos como el de tortilla de patatas, fabada asturiana,
boquerones, gin-tonic o cazalla, un tradicional licor anisado.
Si avanzamos por el carrer
Micalet llegaremos a la plaza de la Virgen, donde nos recibirá la bonita entrada gótica
de la catedral, con los doce Apóstoles. También está allí la
popular basílica de la patrona de la ciudad: la Mare de Déu dels Desemparats,
más conocida como la “Geperudeta” (jorobadita) por su posición jorobada para acoger a todos los débiles y necesitados. Su estilo barroco recargado es muy
típico de la ciudad y siempre hay devotos rezándole. En gran número de "Amparitos" residentes en Valencia se
explica ahora.
Al otro extremo de la plaza encontraremos el
señorial Palau de la Generalitat, sede de la presidencia del autogobierno
valenciano, conocido como Consell, donde está el majestuoso despacho del
President de la Generalitat. Es interesante saber que una de las dos torres es
una copia reciente construida para darle simetría al edificio. Las visitas deben concertarse por teléfono con un par de semanas de antelación
En mitad de la plaza se encuentra
una de las fuentes más populares de Valencia: en ella se representa al río
Túria como un anciano fuerte tumbado, rodeado de las acequias de la ciudad que
riegan con cantaros la huerta valenciana, representadas en forma de jóvenes
desnudas con tocado de fallera, forma de arreglarse el pelo tradicional de la
ciudad, sobretodo en su semana grande de les Falles. Siempre con gente sentada
y charlando, palomas a las que los niños asustan o alimentan por igual, jóvenes
patinando o abuelas y turistas tomando algo en sus terrazas, la plaza de la
Virgen es un hervidero casi siempre y a cualquier hora.
Seguid por la calle Navellos, pasando por el bello Palau de Benicarló (ahora sede de las Cortes Valencianas) y cuando lleguéis al final, en el antiguo cauce del río Túria, girad a la izquierda para admirar una de las dos antiguas puertas de entrada que quedan en pie de la época en la que Valencia estaba amurallada: se trata de las imponentes torres de Serranos, también de estilo gótico civil. Finalmente, un corto paseo para conocer el barrio del Carmen recorriendo las calles Roteros, Museu y Na Jordana os dejará en el IVAM, el Institut Valencià d'Art Modern, que cuenta con más de 7000 obras de arte desde mediados del XIX y todo el siglo XX, destacando las colecciones permanentes de Julio González, Ignacio Pinazo y Miquel Navarro.
Por supuesto, me dejo muchísimos
monumentos, tiendas y locales que vale la pena visitar, como el barroco Palacio del Marqués de Dos Aguas, así como calles que
caminar y conocer, como la calle Cavallers. Pero esta entrada no es infinita y para todo el que sólo
tenga unas horas, este es el
recorrido básico con el que conocer los principales elementos del centro
histórico. En próximas entradas prometo contaros más cosas que hacer en el casco histórico de la
capital del Túria.
M'ha agradat molt, i m'alegre que la teua condició de nòmada no impedisca que conegues també / tan bé la teua ciutat! T'ha faltat parlar del Tribunal de les aigües i les portes d'entrada a la ciutat, però imagine que ho deixaràs per a una futura entrada.
ResponEliminaPor supuesto, me dejo muchísimos monumentos, tiendas y locales que vale la pena visitar, como el barroco Palacio del Marqués de Dos Aguas, así como calles que caminar y conocer, como la calle Cavallers. Pero esta entrada no es infinita https://la-voz.net/santa-rosa-de-lima/
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