Fui a Copenhague de casualidad: resulta que Eurovisión 2024 era en Malmö pero los alojamientos allí se habían agotado y además, el aeropuerto más sencillo en cualquier caso era la capital danesa, por lo que decidimos quedarnos allí. Así de paso descubriría dos ciudades. Y la conocida como "capital escandinava" me fascinó.
Copenhague es puntuada siempre como una de las mejores ciudades en las que vivir en el mundo: esta ciudad amigable con las bicis (las usamos todo el rato) tiene todo lo que uno necesita. Pero, a la vez, nunca te hace sentir el estrés que se experimenta en otras capitales cosmopolitas. Su oferta gastronómica es espectacular, deliciosa y de buena calidad; ¿su diseño? a la última, simplemente perfecto; la ciudad cuida cada detalle; cada barrio cuenta con bosques o parques; la seguridad es excepcional y su extraordinaria red de transporte público también. Y todo ello gracias a los altos niveles de igualdad social hacen que la mayoría de sus ciudadanos sean felices.
Esto se consigue con un tipo impositivo del 48% de media, diez puntos por encima del de España, lo que les permite contar con un poderoso Estado del Bienestar que se resume en una natalidad que vuelve a crecer, cinco puntos decimales por encimad de la nuestra. Dinamarca es un ejemplo exitoso de sistema socialdemócrata.
Visitar la ciudad igualitaria
Si queréis visitar este paraíso igualitario, la mejor temporada es de mayo a septiembre, con días largos, soleados, cielos azules y temperaturas agradables. Nosotros nos quedamos cerca de la elegante estación central, porque así era más fácil coger el tren a Malmö y regresar. Tampoco estábamos lejos del famoso Tivoli, considerado primer parque de atracciones del mundo.
Os recomiendo empezar la visita a la capital danesa por Nyhavn, el antiguo puerto, rodeado de casitas de color pastel especialmente bonitas durante una tarde soleada. Y de ahí no está lejos el otro símbolo de la ciudad: la Sirenita, estatua encargada por el empresario de la cerveza Carl Jacobsen, fundador de Carlsberg. Para el modelo pidió usar el cuerpo de su mujer Eline. La estatua se inspira en un cuento del escritor danés Hans Christian Andersen, cuya tumba podéis ver en el coqueto cementerio Assistens, en mitad de la urbe. Escribió otros cuentos tan conocidos como "La Princesa y el Guisante", "Las Ropas del Emperador" o "El Patito Feo". No muy lejos está la tumba de Niels Bohr, presidida por una lechuza, símbolo de la sabiduría. Premio Nobel de Física en 1922, Bohr realizó contribuciones fundacionales para entender las estructuras atómicas y la teoría cuántica. Además, salvó a decenas de refugiados del Nazismo. Y por cierto, no muy lejos de la Sirenita, en el parque frente al museo de la resistencia danesa, la ciudad recuerda a los daneses que dieron su vida para defender la democracia española contra la rebelión fascista de Franco. Christiania
También os recomiendo visitar la Ciudad Libre de Christiania, barrio de Copenhague en el que vive una comunidad contracultural anarquista que ocupa un territorio donde antes habían cuarteles militares abandonados. Hippies, vagabundos y anarquistas se encontraron en los años 70 del pasado siglo estableciendo una comunidad semi-autónoma en la que aún viven más de 1.000 personas. El estado danés ha tolerado la existencia de esta comunidad experimental a través de diferentes tratados en una convivencia no siempre fácil.
Christiania tiene su bandera y usa una moneda que fabrican con cobre. Los visitantes deben usar las coronas danesas, pero solo en efectivo, ya que no creen en la banca ni quieren dejar rastro digital. Los residentes no pagan IVA ni impuestos de propiedad. Simplemente contribuyen a la ciudad de Copenhague para contar con servicios de alcantarillado, recolección de basuras y mantenimiento de carreteras y aceras. Tanto la electricidad como el agua son previstas por una cooperativa de la propia comunidad.
Es interesante visitar la zona por ver el arte urbano que la puebla, las casas tan curiosas que se han ido construyendo, los talleres de artesanías, las cafeterías veganas, las cervecerías caseras en jardines o los locales de música en directo. Como la mayoría de residentes son vegetarianos o veganos, nada mejor que comer algo en Morgenstedet, un café gestionado por voluntarias que sirve una sopa de lentejas espectacular o sus tés chai masala artesanales que incluso llevan aceite de oliva.
Una de las calles más famosas de Christiania es la Pusher, en la que se toleraba la venta de hachís, marihuana y otras drogas blandas. Sin embargo, la aparición de bandas armadas y drogas duras forzó al Consejo de Habitantes de Christiania a pedir apoyo extraordinario a la Policía danesa para restablecer la convivencia. La calle Pusher está ahora cerrada y en reconstrucción.
Al final de Christiania nos espera una sorpresa: el mejor restaurante del mundo. Se trata de Noma, donde el chef René Redzepi empezó el movimiento de nueva cocina nórdica en el año 2004 usando ingredientes locales a través de nuevas técnicas que iba ensayando en el laboratorio del restaurante. Cuando lo visité estaba cerrado pero me gustó curiosear sus jardines e invernaderos.
Copenhague elegante
Tras tanta contracultura en Christiania, también es interesante ver la parte más elegante de la ciudad: dirigíos a Amalienborg Slot, una plaza rodeada de cuatro palacios idénticos en los que aún vive la familia real danesa. Enfrente se encuentra la mayor cúpula de la ciudad: Marmokirken.
También vale la pena conocer el espectacular Christiansborg Slot, sede del Parlamento danés, la Oficina del Primer Ministro danés, y del Tribunal Supremo. Los tres poderes en un solo edificio refuerzan la cultural transaccional y del acuerdo que impera en la política danesa. Incluso hay salas de recepción disposición del monarca.
Otro barrio elegante es Osterbro, con elegantes bloques de apartamentos del siglo XIX y arbolados bulevares. Pero si queréis algo realmente bonito, debéis visitar los jardines de Tivoli: exactamente lo que uno esperaría de un parque de atracciones diseñado por daneses: cuqui, elegante y con música clásica sonando. Nada de decoraciones cutres típicas de las ferias. Al contrario: teatros chinescos de pantomimas, orquestas tocando en directo, cafés elegantes y hasta una de las primeras montañas rusas del mundo aún en operación. No es muy grande así que si solo queréis probar una atracción o dos, basaría pasar una tarde en el mismo.
Urbanismo "cool" y pastelerías de postín
Uno de los barrio emergentes de la ciudad es Norrebro, lleno de arte urbano cuyo centro, el Superkilen, es un ejemplo de como revitalizar una zona con unas zonas públicas con elementos de los 62 países de los que provienen los habitantes censados de este barrio. Hay barbacoas públicas, arte pop, rampas para skaters super chulas y un gigantesco tobogán con forma de pulpo. Los cafés sanos que la rodean se alternan con tiendas de moda.
Probad los bollos de Juno The Bakery y descubriréis porque siempre hay cola. O cualquiera de los bollos de Andersen & Maillard, donde por fin uno entiende porqué en inglés se les llama "Danish". La calidad de la comida en esta ciudad es de diez. Hasta las gasolineras sirven hamburguesas orgánicas. No os perdáis las de Gasoline Grill.
Otro barrio muy a la moda es Verterbro, antigua zona industrial del distrito de los mataderos que ahora se han reconvertido en un complejo de restaurantes, bares, discotecas, gimnasios, galerías e instalaciones educativas. La deliciosa taquería "Hija de Sánchez" sirve auténticos tacos mexicanos allí mientras que la popular barbacoa "War Pigs" vende una de las mejores costillas de cerdo ahumadas de la vida.
El futuro de la ciudad se expande por Christianshavn, islas artificiales con edificios futuristas, como la ópera la la ciudad o edificios con diseños que parecen sacados de marcas de lujo. El mercadillo de comida Gadekokken es perfecto para comer un día soleado, destacando Popl Burger, un restaurante de hamburguesas creado por el equipo de Noma, con creaciones que valen la pena.
Otro lugar estupendo para comer es Torvehallerne, el antiguo mercado de verduras, ahora con puestos de comida que ofrecen comida de todo el mundo. Optar por los platos locales y aprovechad que aquí sirven uno de os mejores pasteles daneses de pescado de la ciudad: el friskerfrikadelle.
Para trasladaros por la ciudad nada como descargarse la aplicación Donkey Republic y usar las bicis que hay en cada esquina. Por 32€ puedes usarlas gratis dos horas al día durante un mes. Además, el eficiente sistema de metro sirve para cubrir distancias más largas o días de lluvia.
Y por cierto, desde la ciudad también hay algunas excursiones interesantes, tanto para conocer la ciudad de Malmö, como algunos patrimonios de la humanidad UNESCO de Dinamarca: Roskilde, el castillo de Krongborg y los bosques de Dyrehaven.
IMPRESCINDIBLES
ComerBollo recién hecho en Juno The Bakery.
Hamburguesa fusión en Popl Burger.
Beber
Una Carlsberg en una de las terrazas del Tivoli.
Strawberry kiss en Andersen & Maillard.
Libro
La señorita Smila y su especial percepción de la nieve de Peter Hoeg.
Serie
Borgen en Netflix.
Película
El festín de Babette (Babettes gæstebud) de Gabriel Axel.
Canción
Barbie Girl de Aqua.
Una de las calles más famosas de Christiania es la Pusher, en la que se toleraba la venta de hachís, marihuana y otras drogas blandas. Sin embargo, la aparición de bandas armadas y drogas duras forzó al Consejo de Habitantes de Christiania a pedir apoyo extraordinario a la Policía danesa para restablecer la convivencia. La calle Pusher está ahora cerrada y en reconstrucción.
Bollo recién hecho en Juno The Bakery.
Hamburguesa fusión en Popl Burger.
Beber
Una Carlsberg en una de las terrazas del Tivoli.
Strawberry kiss en Andersen & Maillard.
Libro
La señorita Smila y su especial percepción de la nieve de Peter Hoeg.
Serie
Borgen en Netflix.
Película
El festín de Babette (Babettes gæstebud) de Gabriel Axel.
Canción
Barbie Girl de Aqua.