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dijous, 7 de juliol del 2016

Ereván

Se dice de Armenia que tiene la cabeza en Occidente pero el corazón en Oriente. Lo que está claro es que, a pesar de estar a miles de kilómetros del Mediterráneo, el ambiente de Ereván es muy parecido al de Valencia, Marsella o Roma. A pesar de ser el centro político-económico y social de Armenia, la capital tiene un ambiente relajado, casi de ciudad de vacaciones, con sus habitantes paseándose por los arbolados bulevares o tomando algo en alguna de las decenas de terrazas que pueblan la ciudad.

Armenia es el país más pobre del Caúcaso, pero a la vez el más hospitalario. Los armenios siempre guardarán una sonrisa para cualquier situación y ayudarán presurosos en todo lo que alguien necesite. Además, la vida cultural de Ereván es muchísimo más variada que en Baku o en Tiflis. Teatros, cines, exposiciones y mercadillos de arte abundan.

Como os conté en mi anterior post, llegué a la capital armenia gracias a la amabilidad de una armenia residente en Barcelona que se ofreció a llevarme en el coche de su hermano. Mientras esperaba a que mi amiga me recogiera, me metí en la mejor cadena de comida rápida de la ciudad: Karas. En estos locales venden comida tradicional armenia servida al instante. Grandes barbacoas y hornos presiden cada local donde se cocinan los más variados platos. La fuerte influencia rusa, turca, árabe mezclada con ingredientes caucásicos se observa de forma clara. Yo me pedí un borsch, una sopa de remolacha, ajos, hierbas y una crema agria que está buenísima y es originaria de Ucrania.

Aquella noche paseamos por el centro de Ereván, que fue diseñado por el arquitecto Alexander Tamanian, durante los inicios de la República Socialista Soviética de Armenia, en los años veinte del siglo XX. El corazón de la ciudad, de forma circular, bordeado de un alargado parque alrededor de la calle Kanjyan, cuenta con preciosas avenidas y edificios de color rosa construidos con piedras de canteras locales. Muchos de ellos fusionan el utilitarismo soviético junto a motivos y ornamentos medievales inspirados en las formas de los antiguos monasterios armenios. Paseamos a lo largo de la Ópera en plena plaza de Francia y vimos la estatua de Aram Khachatryan, famoso compositor armenio, cuya obra Sabre Dance es la más conocida. En los alrededores de la plaza habían decenas de puestos en los que se vendían rosas recién cortadas. Fuimos a cenar a un restaurante tradicional armenio, el Ararat Hall, donde pedimos khoravats, carnes de diferentes tipos a la barbacoa y jajik, una salsa a base de yogur, pepino e hinojo, entre otras especialidades. El chef salió a recibirnos y nos explicó la filosofía del restaurante: seguir recetas tradicionales armenias con ingredientes locales pero innovando en la manera de presentarlos. 

Al día siguiente nos dirigimos a una de las colinas de la ciudad, la que alberga el memorial al genocidio armenio. No hay nada que llene de mayor alegría a un armenio que un extranjero que tenga interés por el terrible genocidio de 1915, el primero del siglo XX cuando desde el Imperio Otomano se organizó la eliminación del pueblo armenio. A mi me interesaba muchísimo ya que hasta ese momento era bastante ignorante en el tema. Un taxi nos dejó en la cima. Empezamos la visita por el jardín del memorial, lleno de árboles plantados por líderes extranjeros que han aceptado usar el término genocidio y que lo han condenado de forma expresa. Lúgubres canciones tradicionales armenias de melancolía suenan en altavoces instalados por todo el parque. Seguimos hacia el monumento en sí, de la etapa soviética. La URSS construyó una gran columna de cemento hacia el cielo y al lado, doce gigantescas losas de basalto que rodean una llama que no se apaga nunca. Las doce losas representan las doce provincias de Armenia occidental, que se quedó Turquía tras el tratado de paz entre Ataturk y Lenin a finales de la Primera Guerra Mundial. Desde esta colina se aprecian unas vistas maravillosas de la ciudad, especialmente con el enorme monte Ararat, un volcán inactivo con sus dos cumbres perpetuamente nevadas y que fue donde el arca de Noé embarrancó cuando las aguas empezaron a descender tras el gran diluvio.

Finalmente entramos en el museo del genocidio, situado en la colina bajo el impresionante monumento, donde se narra el gran sufrimiento que todo un pueblo pasó hace un siglo. Fotografías, documentos, reportajes de periódicos, películas... a través de diferentes soportes vamos entendiendo la gravedad de lo sucedido. La revolución de los jóvenes turcos organizó de forma sistemática la eliminación del pueblo armenio, tanto físicamente mediante deportaciones, campos de concentración y asesinatos masivos, como intelectualmente, destrozando libros, iglesias y monasterios armenios. Tras la visita comprendí la importancia de comprender esta tragedia. Como bien dijo Hitler cuando preparaba el genocidio judío: ¨Después de todo: ¿quién recuerda el exterminio de los armenios? Es por esto que el gobierno tiene una política para conseguir el reconocimiento del genocidio armenio por el mayor número posible de países. En 2015 la comunidad armenia global celebró los 100 años de la masacre, volcándose la República Armenia en tales conmemoraciones, bajo el símbolo de las flores "nomeolvides" color violeta. Incluso las Kardashian (armenias de origen) y el marido de una de ellas, el rapero Kanye West acudieron al país para conmemorar la fecha de la masacre.

Esa tarde visitamos el centro religioso de la Iglesia Evangélica Armenia: Echmiadzín, al lado de Ereván. A la vuelta paseamos por la elegante avenida del Norte, zona de las boutiques más exclsivas para luego cenar en Yerevan Pandok (la taberna de Ereván), un restaurante muy tradicional donde empecé con una nrane (una sopa de granada) y probé la ishkhan khoravats, una trucha del lago Seván asada acompañada por dolmas de hoja de para y hoja de coliflor con una fresquita cerveza Kilikia, la cerveza de armenia, de un sabor muy suave y agradable.

La segunda mañana la dedicamos a visitar el Matenadarán, el enorme museo de los antiguos manuscritos. La escritura es fundamental en la nación armenia, ya que ha sido gracias a ella que las tradiciones e historia de este pueblo se han mantenido. Grandes estatuas de los primigenios literatos y eruditos armenios, incluido el venerado San Mesrob Mashtots, que se inventó el actual alfabeto armenio, la grafía Grabar, para traducir la Biblia en el año 405. Aquí se guarda una de las mayores colecciones de manuscritos antiguos del mundo. Tuvimos una visita guiada que nos explicó los principales manuscritos expuestos, así como su historia y curiosidades. La historia, la geografía, la filosofía, la gramática ,el derecho la medicina, las matemáticas, la literatura... hay manuscritos de todo tipo que encierran la memoria nacional armenia. Lo que más impresiona de esta exposición a los que no entendemos el alfabeto armenio son las impresionantes miniaturas que decoran los manuscritos. Llaman la atención las miniaturas que se dibujaron durante las invasiones mongolas, cuando los copistas dibujaban a las Vírgenes y Jesucristos con ojos achinados, con la esperanza de que si los mongoles encontraban dichos manuscritos no los destruyeran. La exposición cuenta con el manuscrito más grande y el más pequeño del país, así como de numerosas tapas de joyas o de marfil de gran belleza. Tras bajas las bellas escalinatas que dan a la avenida Mashtots nos dirigimos a comer a uno de los múltiples restaurantes de comida armenia occidental, que sigue recetas de las antiguas provincias ahora en Turquía. Muchas de estas recetas son extremadamente similares a la cocina de Oriente Próximo y de hecho la mayoría de estos locales son regentados por sirios armenios que han ido saliendo de Siria debido a la terrible guerra civil que vive el país. El restaurante que fuimos se llamaba Anteb y me encantó su madzun, una leche fermentada con ajo perfecta para acompañar shish kebab con arroz pilaf al azafrán y el humus. Por la tarde nos dirigimos a visitar el único templo griego en la antigua URSS: Garni, así como el bellísimo monasterio de Geghard, cavado en roca.

A la vuelta nos paseamos por el parque Tamanian, que tiene el nombre del urbanista que diseñó la actual Ereván y cuya estatua mirando planos preside la zona verde. Numerosas terrazas de cafés y restaurantes abarrotan el bulevar. A los pies del parque está la conocida como la cascada en Ereván que consiste en unas escalinatas que remontan la montaña y varias cascadas de agua y fuentes. Toda la zona es una especie de museo de arte contemporáneo al aire libre con obras de los mejores artistas del momento, llámese Fernando Botero o Robert Indiana que me dejaron con la boca abierta. Ereván guarda pequeñas sorpresas en cada esquina... un Love de Indiana, un rechoncho legionario de Botero o una curiosa tienda que solo vende pajaritas originales hechas a mano. Y lo mismo en la escena gastronómica: además de los tradicionales restaurantes de gastronomía armenia oriental y occidental de los que ya hablé, Ereván ofrece una innovadora oferta de lugares modernos fusión, como Tapastán, el restaurante de tapas español en Ereván en el que cenamos mi última noche. Ofrece una colección de seis tablas con tapas que fusionan lo mejor de las recetas e ingredientes armenios e ibéricos con alguna salida de tono italiana (como la tapa de espaguetis a la carbonara). Sartenes de lomo a la almendra, pintxos de tortilla, croquetas caseras de chorizo con salsa de naranja picante... o el lavash (pan tradicional armenio) a la plancha relleno de pimientos y queso manchego. La carta de vinos ofrece lo mejor de las bodegas armenia y española. Por supuesto, pedimos un delicioso vino blanco local que me fascinó. El local es una joya, decorado a la última de forma desenfadada y joven. El restaurante expone también obras de arte, como cuadros y fotografías, que están a la venta. El ambiente es genial, con una mezcla de jóvenes locales y expats que le dan mucha vidilla. Esa noche de sábado se celebraba el festival de Eurovisión en Suecia, por lo que nos dirigimos a un bar, el 007, en donde lo emitían en directo en una pantalla gigante. Por supuesto, los comentarios eran en armenio pero que le vamos ha hacer, fue curioso verlo desde este extremo de Europa. Había bastante expectativa por parte de los locales que veían posibilidades de ganadora a su bella representante. Sin embargo, ganó Ucrania, para gran sorpresa y decepción de todos, especialmente de los armenios, que se conocen por ser pro rusos. Mientras veíamos el show una simpática camarera nos sirvió un chupito de dudu, un licor servido con pimienta super picante. El único problema de la noche fue el hecho que todo el mundo fuma dentro de los lugares y esto me hizo muy desagradable la estancia... al igual que en Tiflis.

Antes de tomar mi bus de vuelta a Georgia para tomar mi avión a París, pasamos la mañana del domingo en el conocido como vernissage, un mercadillo al aire libre de productos tradicionales armenios y souvenirs que tiene recuerdos para todos los gustos, como por ejemplo los colgantes con el símbolo armenio de la eternidad tallados en madera. O las "narices armenias" talladas en maderas nobles para sujetas las gafas cuando nos las quitamos. Por supuesto también hay recuerdos kitsch y otros algo atrevidos, como las banderas de Nagorno-Karabaj, que por cierto Eurovisión prohibió exhibir en su polémica lista de banderas vetadas este 2016. Finalmente entramos a la maravillosa galería nacional de Armenia en la imponente plaza de la República. La visita guiada nos parará en los elementos fundamentales del museo, que recorre la historia de armenia a través de objetos, restos arqueológicos y obras de arte, donde destacan antiguos carros prehistóricos, Vírgenes talladas en piedra o cuadros espectaculares de pintores armenios que los elaboraron en el exilio. 

Ereván es una ciudad sumamente agradable, llena de locales originales a buenísimos precios, ofreciendo comida o productos de gran calidad. Pasear por sus arbolados bulevares, visitar sus museos o disfrutar de su animada noche es una maravilla. La simpatía de sus habitantes harán que os sintáis como en casa en esta dinámica urbe tan orgullosa de su historia y que se sabe responsable de encabezar a la nación armenia. 

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