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dissabte, 12 de febrer del 2011

De fiesta en.... Florianópolis.

Siempre digo que cuando viajo me gusta ir a un supermercado y a una discoteca del lugar. A veces lo consigo y otras no, pero creo que es una de las maneras de conocer de forma más genuina la vida de los locales. Así, intento tomar el pulso a la rutina de los jóvenes escapándome del típico recorrido turístico.

En el blog, de vez en cuando, haré un repaso a los lugares dónde he tenido la oportunidad de salir de fiesta y daré mis opiniones particulares. Por eso, cualquier corrección, comentario o puntualización serán bien recibidas.

Empezaré esta serie de entradas por la capital de la fiesta veraniega del cono sur: Florianópolis. Situada en una isla, también fue calificada como The party destination of the world de 2009 según el New York Times. Más conocida como Floripa, se ha convertido en el lugar donde familias y grupos de jóvenes de São Paulo y todo el sur de Brasil, de Buenos Aires y también de Uruguay, fundamentalmente, acuden e tropel a sus playas. Es cierto que llegué cuando el verano estaba acabando, así que voy a dar una visión diferente, la que no ofrecen las guías, pero no por ello menos apasionante. El hecho de que una buena universidad pública de Brasil tenga su campus en Floripa, llena a la ciudad de jóvenes con ganas de algo que hacer los fines de semana. La UFSC (Universidade Federal de Santa Catarina) con sus casi 40 000 estudiantes genera un enorme dinamismo en Floripa. Además, la presencia de otras universidades como la pública UDESC (Universidade do Estado de Santa Catarina) o la universidad privada UNISUL, junto con otros centros privados menores, elevan la cifra de estudiantes que dinamizan la vida nocturna de la ciudad fuera de la temporada alta.

Dejando de lado la locura de los meses veraniegos de diciembre, enero y febrero, Florianópolis recupera su marcha nocturna habitual, que es la que yo tuve la oportunidad de descubrir y sobretodo, disfrutar.

El núcleo del inicio de cualquier noche de fiesta joven empieza en el campus de la UFSC, en el popular barrio de Trindade. Las diversas facultades organizan en sus jardines los que yo llamo "botellones legales" donde venden alcohol a bajo precio. Destacan las famosas cervejadas donde cada cual paga una pequeña cantidad por comprar una jarra y, con ella, tiene derecho a rellenarla de cerveza todas las veces que quiera. Estas fiestas suelen empezar a las 21 horas y a las 00.30 ya recogen las cosas. Es entonces cuando los estudiantes se dispersan a los diferentes locales de la isla. Empezaré con los del norte.

De hecho, uno de los primeros lugares a los que fui nada más llegar a la ciudad fue al Life Club, una terraza de verano situada en mitad del interior norte de la isla, en medio de campos. Un suelo de madera hace de zona de baile, con varias carpas blancas de diseños y formas estilosas que la cubren. Además, dispone de un escenario donde normalmente actúan bandas en directo. La música suele ser muy brasileña, con sambafunk o sertanejo (pop-folk universitario brasileño). Sin embargo, ocasionalmente, el DJ pincha alguna canción comercial. El precio de la entrada y bebidas es medio, el dress code informal y el ambiente básicamente de jóvenes universitarios, ya que habitualmente se hacen fiestas de las diversas facultades. Yo fui a la fiesta de los farmaceúticos, conocida como la Xaropada. Normalmente todos los viernes hay fiestas organizadas por los estudiantes de las diferentes facultades de las universidades de la ciudad. Por cierto, sólo se puede ir en coche o en las furgonetas que organizan las facultades y salen desde el campus universitario de la UFSC.

Más al norte, en la costa de la zona más pija y cosmopolita de la ciudad, Jurerê Internacional, se encuentran algunas de las macrodiscotecas de Florianópolis. Aquí veranean Andrea Casiraghi, entre otros y esto se nota, no sólo en los cochazos que circulan, sino también en el alto nivel de los locales nocturnos. La prestigiosa cadena internacional de las cerecitas poseé una sucursal allí: PACHA-Floripa. Cuenta con una gran sala equipada con todos los adelantos técnicos en materia de sonido, luces y efectos especiales, que además del humo destacan las lluvias de papeles dorados, por ejemplo. Además, la enorme terraza, y sobretodo la explanada con el enorme escenario preparado para actuaciones internacionales (Moony acababa de dar un concierto hacía un mes) convierten a esta sucursal de la cadena española en una de las discotecas de referencia de la ciudad. El edificio y todos sus espacios están hechos imitando la roca encalada de blanco, en un ambiente que nos traslada a Ibiza. Los precios, tanto la entrada como las copas son elevados, en especial para nosotros los hombres. La manía de cobrar más a hombres que a mujeres es una práctica habitual es numerosas discotecas brasileñas. El dress code es más elegante de lo habitual y además de universitarios, también abundan los grupos de turistas tanto del propio Brasil, como argentinos y uruguayos, y de jóvenes no universitarios (véase las jovencitas trabajadoras en tiendas de ropa de la ciudad o las modelos). La música es excelente, siguiendo la política musical de la cadena internacional, con algunas canciones comerciales remezcladas por sus Djs y mucho house. Tuve la oportunidad de ir a la fiesta de reapertura, en abril, con los Djs sudafricanos Goldfish. Dispone de un enorme parking de pago y también se puede llegar en autobús.



Al lado de PACHA se encuentran otras macrodiscotecas, más caras aún y a las que no tuve oportunidad de ir. Definitivamente, Jureré Internacional es sinónimo de fiestas caras en macrodiscotecas. Simplemente citar el P12, con sus fiestas en la piscina conocidas en todo el país.

Otro de los núcleos de la fiesta está en Lagoa da Conceição, un pueblos situado al borde del lago que ocupa la mitad de la isla. En la calles centra se encuentran diversos locales con música comercial, pop-rock y sertanejo. Un ambiente jóven y desenfadado predomina y los precios suelen ser medios o bajos. Fui a varias fiestas en casas de amigos pero no tuve la oportunidad de salir por allí de fiesta, aunque todo el mundo citaba un local: el John Bull.

Pero es el centro de la ciudad de Floripa, donde yo vivía, la zona de fiesta que pude conocer más a fondo. A pesar de la buena conexión por autobuses y taxis, el problema es que tal vez los locales están excesivamente dispersos por lo que no hay ninguna zona del centro de la ciudad que se pueda calificar propiamente de fiesta.

El barrio del centro donde se situaba mi apartamento, en Beira-Mar Norte, se encuentra otra de las discotecas más chics de la ciudad: El Divino Lounge-Florianópolis. Situada en la avenida enfrente del mar, esta sucursal de la famosa discoteca ibicenca compite con PACHA por traer a Floripa a los mejores Djs internacionales (Robin S estuvo en mayo, por ejemplo). Situada en un antiguo edificio de principios de siglo XX restaurado y pintado de blanco, El Divino cuenta con diversos espacios. Al principio, la fiesta se articula alrededor del patio central ajardinado, con numerosos sofás y varias barras, así como una pequeña salita de baile en uno de los laterales. En otro de los laterales, una gran puerta da acceso a la sala de baile principial, con numerosos espejos y con una iluminación y acústica excelentes, que abre a lo largo de la noche. En la parte delantera de la discoteca existe una terraza en frente del mar con un agradable sushibar. Con precios también muy altos, aún más para hombres, el sistema de consumo es de una tarjeta en la que se te van cargando las consumiciones y cuyo total debes pagar al salir. Recomiendo las caipirinhas de fresas naturales, son bastante buenas.



Gente guapa, empresarios de cierta edad de la ciudad y modelos con piernas tan interminables como su insolencia son el público habitual de esta discoteca. Los cochazos en su parking nos dan pistas sobre el ambiente que nos encontraremos en el interior. Sin embargo, la excepción la marcan los miércoles, cuando tiene lugar la fiesta semanal llamada Quartaneja, un juego de palabras en portugués entre miércoles "quarta" y "sertanejo", el popfolk universitario de Brasil. Al tocar una banda en directo de este tipo de música, el público que abarrota El Divino los miércoles son jóvenes estudiantes, y por tanto, el dress code tan elegante que domina el resto de días baja, para situarse a un nivel medio, al igual que los precios. Es curioso el fuerte cambio de ambiente que se produce los miércoles del resto de días. En definitiva, El Divino es uno de los musts de la fiesta de Floripa, y sin ninguna duda, el club más chic del centro.

Más en el centro, al lado de la avenida Gamma d'Eça encontramos uno de los locales del momento: el alternativo Jivago Lounge, que a pesar de su pequeño tamaño ha conseguido situarse entre los lugares principales de la escena nocturna de la ciudad. Cuenta con el staff más simpático de la ciudad y con una relación calidad/precio excelente. Con sus dos pisos, tiene una zona de mesas y barra para poder hablar, además de un pequeño jardín-terraza con mesas a cielo abierto donde los fumadores calman su ansiedad y los que no lo somos aprovechamos para socializar. Por último, en el segundo piso está la segunda barra, el DJ y la pista de baile, con una pequeña zona de sofás. El Jivago abre jueves, viernes y sábados, y hay que estar atento al día que elegimos para acudir, ya que los ambientes que encontraremos serán muy diferentes.

Los jueves funcionan la fiestas Plastique, en las que normalmente son competiciones entre Djs amateurs los que pinchan, con los Djs de la casa alternándose para dinamizar la fiesta. Lo que más suena son remezclas de la música comercial del momento junto con algo de house y dance. El público es joven, universitario y de un nivel intelectual ligeramente superior al resto de clubs de la ciudad. Eso se nota en las conversaciones de la terraza, donde por cierto es mucho más fácil interactuar con el resto de asistentes, a diferencia de otros lugares donde cada grupo va a la suya. En general, gente con ganas de pasárselo muy bien, sin muchas pretensiones, de mentalidad abierta y un dress code casual con detalles originales.

Por el contrario, los viernes se celebran las fiestas Upper Club, con música de Madonna, Lady Gaga, David Guetta, Kate Perry y Ke$ha sonando. No hará falta ser un as para darse cuenta del público mayoritario en estas fiestas: modernos de todo pelaje, gays pijos, lesbianas femeninas, bisexuales fiesteros y algunos heteros con ganas de pasárselo bien. El viernes sube, por tanto, ligeramente el dress code del Jivago y el ambiente amigable de los jueves baja ligeramente al encontrarnos con gente más altiva, aunque sin llegar nunca a las cotas de imbecilidad de El Divino. Normalmente acude un DJ invitado, y los traen de diversas ciudades de Sudamérica. Incluso han llegado a invitar a algún norteamericano, por lo que la calidad de las remezclas es alta.



Por último, los sábados encontramos las fiestas Convida y también las Pop Up, dependiendo del fin de semana. En estas fiestas, el Jivago normalmente se tematiza y ofrece descuentos a todo aquel que acuda a la fiesta disfrazado o vestido de una determinada manera, según la tematización de la que se trate. Normalmente pinchan los Djs residentes y la música es una mezcla de la de los jueves y los viernes. Por eso, su público también lo es. Sin duda, los sábados son un resúmen de lo que es este local los jueves y viernes.

Siguiendo en el centro, y a dos pasos del Jivago Lounge, encontramos una macrodiscoteca de dos pisos con pista móvil, que va dando vueltas, y otra sala más pequeña. Se trata del Concorde Dance Club y cuenta, como digo, con dos ambientes. El de la sala grande tiene una música típica de un gran club londinense con house, electro-dance y algunas remezclas. En la pequeña, encontramos música más comercial. Además del suelo móvil (que anima mucho la pista de baile) y del que es sin duda el mejor equipo de luz y sonido de Floripa, la caracterísitica principal de la popularmente conocida como "Conca" es su público mayoritariamente LGTB y mayoritariamente masculino. De todo tipo, clases y para todos los gustos. No por causalidad, Floripa es la capital veraniega gay de Brasil, y la segunda ciudad más friendly sólo superada por la megalópolis del país que es São Paulo.

Aparte de ser, por tanto, la catedral nocturna del ambiente homosexual de la ciudad, el Concorde es, como su nombre dice, un club de baile. Porque si lo que se busca es bailar hasta el amanecer, este es sin ninguna duda el local donde su público baila más y donde la calidad de la música alcanza las más altas cotas. Los precios suelen ser medio-altos y el dress code varía desde las camioneras de camisas a cuadros a los gays más pijos y repeinados, pasando por los ciclados descamisados. Por tanto, al Concorde cada uno va como le apetece. 

Por último, citar que los primeros viernes de cada mes, Concorde hace una fiesta para lesbianas, de gran éxito, donde los hombre pagan una barbaridad más para entrar. El resto de viernes y todos los sábados, como digo, el 70% del público es masculino.


También a un corto paseo del Jivago Lounge, encontramos uno de los locales que en los últimos meses están situándose también como su competencia directa. Se trata del 1007-Boîte Chic. Es un club de alterne reformado, convertido ahora en un espacio que quiere competir con el Jivago. Busca captar un público similar, pero con una música que, a pesar de ser comercial también, prefieren alternarla con pop-rock, frente al dance y house del Jivago. Como herencia de su condición de puticlub, la entrada es pequeña y discreta, con una escalera que nos lleva a una pista de baile subterránea rodeada de grandes espejos, las barras y un pequeño podium con una barra de baile, donde antiguamente se desnudaban las strippers. Otro de los puntos fuertes del 1007 es su terraza donde socializar, pero sobretodo, con sus increíbles vistas al gran puente Hercílio Luz, que une la isla de Santa Catarina con el continente americano, y que es símbolo de la ciudad de Florianópolis. El ambiente, por tanto, es parecido al del Jivago pero con menos sofisticación en todos los sentidos.

Y también muy cerquita del 1007 está el local más grande del centro de la ciudad: el Floripa Music Hall. Se trata de una antigua nave industrial recuperada y por eso el club es un gran espacio cuadrado con unos balcones VIP en el segundo piso que se asoman a la enorme pista de baile principal, donde incluso se celebran conciertos y actuaciones. Precios medios, ambiente joven universitario sin pretensiones y música que varía de la comercial sin mezclar, pasando por el pop-rock y con mucho sertanejo también. Cuenta con una terraza pero es excesivamente estrecha y casi no tiene vistas al puente, por lo que normalmente solo hay gente que sale rápidamente para fumar y volver a meterse. Uno de los puntos fuertes, en mi opinión, es la gran sensación de amplitud que nos ofrece el local, y sobretodo, la cercanía a la central de autobuses urbanos de la ciudad, que facilita su acceso de una manera determinante.



Justo al otro extremo del centro, bastante alejado de todo y en medio del aburrido y por las noches solitario y peligroso barrio administrativo de la ciudad, encontramos el Mix Café Club, donde está la Feria de Muestras de la ciudad, el Parlamento del Estado de Santa Catarina así como los altos edificios del gobierno del Estado catarinense. Esta discoteca es tal vez, uno de los lugares más sórdidos de Floripa. En la puerta, la fila es atendida por una famosa travesti local, que gastará bromas a todo el que pille. El interior se divide en una zona inferior con música a bajo volumen y la barra, y el alargado piso de arriba, donde la música house, electro y techno, junto con comercial remezclada, suena fuerte mientras el público baila sin parar. Diversos podiums en el piso de arriba, junto con un escenario son utilizados por varios gogós femeninos y masculinos en ropa interior. El dress code es muy bajo, cutre en ocasiones, bastante favelero. Y el público está compuesto desde chicas fáciles a garrulos sin camisa, travestis, chavalines de las zonas más pobres de la ciudad... En definitiva, el lado de la ciudad más canalla y decadente se muestra en el Mix.

Por último, no puedo cerrar este panorama nocturno de la capital catarinense sin citar uno de sus locales más auténticos: el Sambaqui. Situado en el pequeño pueblo de pescadores de Santo Antônio, en la costa norte de la isla, ofrece samba en directo a buen precio. Se trata de una pequeña casa integrada en el pueblo, blanca y con techos formados por vigas de madera y tejas en el exterior donde grupos de samba tocan junto con una o dos cantantes que no paran de animar la noche. Y su terraza situada en la misma playa, aprovechando el antiguo embarcadero, convierten a Sambaqui en un sitio donde aprender a moverse al ritmo de este baile tan carnavalesco mientras la brisa del mar nos acaricia y el ruido de las olas diluye las notas de samba que se escapan del interior del local. Cervezas y refrescos a buen precio completan la oferta. Gente simpática de todas las edades, pero sobretodo lugareños, son el público habitual. No hay dress code, pero se recomienda ir cómodo. Tal vez, su único inconveniente sean las dificultades y lejanía del transporte público, sobretodo si se va de noche. Por tanto, si se busca samba en un ambiente genuino, este es el lugar.



Seguro que me dejo muchos bares que no he tenido la oportunidad de conocer en estos seis meses, pero esta es mi personal panorámica de la fiesta nocturna durante el curso universitario en Florianópolis. Estoy convencido que durante el verano, con la marcha de muchos estudiantes a sus respectivas ciudades de orígen y la masiva llegada de turistas que triplican la población de la ciudad, el ambiente y oferta nocturna varía mucho. Si vuelvo en verano, os lo cuento.  

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