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divendres, 8 d’agost del 2014

Delos

Delos, una pequeñísima isla de apenas cinco kilómetros de largo y uno y medio de ancho, fue en su tiempo uno de los lugares más sagrados de la antigua Grecia, donde nacieron los dioses gemelos Apolo y Artemisa. La isla se sitúa en el corazón del Mar Egeo, en mitad de las islas Cícladas, a pocos minutos en barco de Mykonos. 

La construcción de un enorme santuario a Apolo donde venían griegos de todas partes a ofrecer sus oraciones, así como la declaración de Delos como puerto libre, empezaron a atraer riquezas a la isla hasta el punto de convertirla en el auténtico centro comercial del este Mediterráneo. Ricos mercaderes, banqueros y armadores de todo el mundo se instalaron en mansiones construídas en esta rocosa isla, atrayendo a su vez a constructores, artesanos y artistas que construyeran estas lujosas residencias, decoradas con mosaicos y frescos. Delos pronto se convirtió en el mayor centro comercial del mundo según los romanos - maximum emporium totious orbis terrarum -. 

A principios del siglo I antes de Cristo habitaban en la isla más de 30,000 personas. 750,000 toneladas de mercancías se movían en su puerto cada año. La populosa ciudad bullía con un gran teatro, templos, santuarios, un gran estadio, un hipódromo, gimansios, saunas, mercados...

Esta prosperidad unida a las amistosas relaciones con el Imperio romano fueron la mayor causa de su destrucción cuando el rey de Pontus, enemigo de los romanos, atacó la isla en el 88 antes de Cristo. 20 años después, los piratas de Athenodorus saquearon la delibitada isla. Poco después, Delos quedaba abandonada. 

En 1872, arqueólogos franceses empezaron las excavaciones, que aún hoy en día siguen, para sacar a la luz los restos del grandioso santuario y ciudad de Delos. Y es por eso que no pude evitar visitarla, siendo además Patrimonio de la Humanidad UNESCO

Acceder a la isla es muy sencillo desde diversos puntos de Mykonos. Nosotros tomamos el pequeño barco que sale los martes a las 10,45 de la mañana desde la playa de Ornos, que vuelve de Delos a las 13,30. Una vez en el antiguo puerto de Delos, bien untados de crema solar ya que hay pocas sombras en la isla, empezamos a descubrir las ruinas de lo que fue una de las ciduades más prósperas del Mediterráneo de hace dos mil años. 

Empezamos empinando las empedradas calles del barrio que acogía las mansiones más elegantes, con sus patios porticados y sus bellísimos mosaicos, cada casa con un símbolo propio representado en los suelos, como los tridentes, los delfines, Dioniso, las máscaras... etc. La altísima calidad de estos mosaicos es la muestra palpable del refinamiento al que había llegado la isla. En ese mismo barrio se encontraba el magnífico teatro, que sirvió tanto para ofrecer espectáculos líricos como de foro democrático de votación y asamblea ciudadana. Nos impresionamos también con los magníficos depósitos subterráneos de agua potable. Seguimos remontando hacia la pequeña montaña que domina Delos: Kynthos. No la escalamos porque el calor húmedo era insoportable, así que nos dedicamos a visitar los templos de Hera y a los dioses extranjeros, situados a los pies de la colina. Desde allí se tenía un bello panorama de las ruinas de la isla y su puerto. 

Para descansar un poco del sol nos metimos en el museo de la isla, que cuenta con una magnífica colección de objetos de uso privado durante el período helenístico así como de estátuas, cerámica y bellos mosaico y frescos originarios de las casas de los habitantes de Delos. Sin duda uno de los elementos más impresionantes son las estátuas de los leones originales, símbolo de la isla. Estas estátuas, situadas a lo largo de uno de los principales paseos de la ciudad, fueron descubiertas por comerciantes venecianos que pensaron que se les había aparecido el león de San Marcos, patrón de la Serenísima República Veneciana. Por eso lo cargaron en sus barcos y lo instalaron frente al arsenal de Venecia, donde aún se conserva, eso sí, con una cabeza nueva añadida en el siglo XVII.  

Seguimos por el exterior, visitando los restos del santuario, los mercados y el ágora construída por los romanos. De ahí caminamos la magnífica avenida de los leones, donde ahora se encuentran las réplicas de los mimos. Estas estátuas fueron colocadas para mostrar a los creyentes esculturas de animales poderosos y exóticos que la mayoría de ellos nunca verían en la realidad. Esta avenida llevaba al lago sagrado, donde se encontraba la palmera sagrada que según los antiguos griegos vió nacer a Apolo cuando la Titán Leto le dió a luz. Lástima que el lago fuera drenado en 1925 debido a una epidemia de malaria. 

Para recargar fuerzas tomamos uno de los típico - y caros - zumos de naranja recién exprimidos de Delos, antes de tomar el barco rumbo a la playa de Ornos, nuestra base de operaciones en Mykonos. Delos es una excursión obligada para todo el que visite Mykonos o Naxos. 

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