Olivos y más olivos. La provincia de Jaén produce el 30% del aceite de oliva mundial y eso se nota. Se observa en las colinas y valles con líneas infinitas de estos árboles tan mediterráneos perfectamente colocados. Se escucha cuando la brisa mueve con suavidad las pequeñas hojas de los olivos. Se huele tras poner el pie en estas tierras, cuando el penetrante aroma a aceitunas nos llenará los pulmones. Se siente cuando nos sometemos a un tratamiento de olivoterapia, con el resbaladizo aceite dermatológico surcando nuestra piel en un relajante masaje. Se saborea cuando probamos un pedazo de pan con un chorrito del espeso y aromático aceite autóctono.
En efecto, todo gira alrededor de las olivas y su preciado líquido en este lugar. De hecho, la estructura constructiva más común son los cortijos: casas enormes donde señoritos y jornaleros vivían, y que estaban totalmente diseñadas para las labores de la oliva y el aceite. Personalmente, tuve la oportunidad en este viaje de alojarme con mi familia en un antiguo cortijo conocido como Hotel Spa Hacienda La Laguna.
La gastronomía local gira también alrededor del producto estrella de la zona: desde comida tradicional como las cremosas espinacas esparragadas a la jienense hasta platos nouvelle cuisine como el helado de aceite con reducción de tomate en barquillo de chocolate. Además, el aceite puro virgen de gran calidad siempre está en las mesas, para degustarlo con pan y sal. Asimismo, las mejores olivas son entrantes obligados en toda comida jienense, aderezadas con ajo. Los panecillos con pequeñas olivas desecadas integradas en la masa son también excelentes.
La gran suerte de alojarse en La Laguna es que el hotel está anexo a la Escuela de Hostelería más prestigiosa de Andalucía. El restaurante La Campana dispone de una excelente oferta gastronómica realizada por los estudiantes, fusionando las tradiciones de los fogones de la zona con las nuevas tendencias mundiales. Los platos especialidad de la Escuela y que hay que probar son el sabroso paté de perdiz o el suculento bacalao estilo Baeza.
La Laguna cuenta también con un interesante Museo del Olivo y del Aceite, donde entenderemos el proceso y las utilidades de este líquido.Y la tienda de recuerdos de la salida es imprescindible, donde podemos avituallarnos con todo tipo de aceites, olivas, souvenirs relacionados o productos de cosmética a base de aceite. Lo mejor: el aceite para masajes e hidratación así como el aceite para los labios.
Y por supuesto, su Spa, pequeño pero completo, está muy bien. Para los que nos alejamos en La Laguna cuenta con un 30% de descuento en todos sus tratamientos así como en sus circuitos. El más interesante (y que nos hicimos mi hermano y yo) es el de olivoterapia. Primero te exfolian el cuerpo entero con una masa de huesos de oliva triturados.Tras unos minutos de reposo, A continuación, con una ducha gigante relajante nos retiramos todo el producto y volvemos para que nuestra piel sea completamente hidratada con una crema a base de aceite. Tras este nuevo masaje, seremos envueltos en un film de plástico con una manta por encima para sudar, durante media hora, con gafitas de hielo encima de los ojos que refrescan y relajan. Nos despertarán de esta siestecita cuando menos lo esperemos: y lo haremos con una piel suavísima.
Este alojamiento, estratégicamente situado al norte de Jaén, tiene cerca a ciudades históricas patrimonio de la UNESCO: una de ellas, Úbeda, es una ciudad magnífica. El renacimiento plateresco brilla con todo esplendor en los palacios e iglesias de la ciudad. El hecho de que Francisco de los Cobos, secretario del Emperador Carlos V, fuera natural de la ciudad, fue lo que llevó el esplendor a estas tierras. Financiando las grandes obras de Andrés de Valdevira, este noble dio a la ciudad grandes construcciones.
La plaza Vázquez de Molina, por ejemplo, presidida por la imponente Sacra Capilla del Salvador, es una de las más bonitas. A un lado, se sitúa el antiguo palacio del Deán de Capilla, transformado ahora en Parador Nacional. La capilla es, precisamente, el monumento más visitado de la ciudad, siendo su arquitectura renacentista de una gran belleza y con todos los elementos al servicio de la exaltación de la resurrección del alma y la vida eterna. Allí está enterrado de lo Cobos, la persona que más hizo por la gloria local.
Otros edificios destacados son el Concejo, la iglesia de San Pablo o la catedral. Sus plazas y calles merecen la pena por sí mismas. Y además, hay que pararse a admirar las vistas desde el mirador que nos muestra, como no, los famosos cerros de Úbeda. Aquí los tenéis, con mi hermana en el mirador.
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La otra ciudad hermana y parado obligatoria es Baeza: visitarla es sumergirse en la historia, para seguir las huellas de personas tan importantes como Antonio Machado. Allí, el conocido poeta fue profesor de francés en el precioso instituto de educación secundaria, antigua sede de la universidad de la ciudad. Sentarse en los antiguos pupitres frente a la mesa desde la que el autor impartía sus lecciones es retroceder varias décadas atrás, a esa España de la belle époque. Gracias al circuito teatralizado que ofrece la oficina de turismo municipal, pude conocer de forma divertida la historia de la ciudad a través de actores que interpretaban al propio Machado, pero también de un caballero de la ciudad, un soldado sarraceno, un alguacil o un monje de la Inquisición. Si sois un grupo, recomiendo encarecidamente contratar esta actividad llamada "Contaban en Baeza – Noches de Teatro". No os arrepentiréis de esta puesta en escena por las calles y monumentos de la ciudad con carreras, discursos, sustos y batallas.
La entrada a la ciudad se hace por la famosa Fuente de los Leones en la plaza del Pópulo. Situada sobre un manantial natural, esta fuente está coronada por una antigua estatua romana representando a una diosa rodeada por cuatro estatuas de leones también romanos. Una maravilla.
Sé debido a mi afición por los callejones soy hasta cierto punto, pesado con este tema, pero lo cierto es que Baeza cuenta con callejas estupendas. Tanto, que allí se rodaron numerosas escenas del famoso largometraje "Alatriste", especialmente en aquellas que bordean la catedral de la Natividad de Nuestra Señora. Este edificio, imponente y sólido por fuera, es sin embargo blanco y luminoso en el interior, dando una sensación de livianiedad única. Al salir, la fuente de Santa María, situada en medio de la plaza, es uno de los símbolos de la ciudad, dada su belleza y originalidad, formada por un gran frontón triangular sostenido por atlantes. Enfrente, el antio seminario, además de su fachada elegante, destacan sus antiguos "graffitis" rojos a los cuáles tenían derecho los antiguos estudiantes, y que muchos aprovechaban para burlarse de sus vecinos de Úbeda. Siempre ha existido una rivalidad entre ambas ciudades.
El palacio de Jabalquinto es tal vez, uno de los grandes ejemplos del plateresco español. Curiosas son, desde luego, las figuritas de la portada esculpidas en posturas más que eróticas. Fueron todo un escándalo para la época. Pero eso es lo que pretendría en noble Juan Alfonso de Benavides: mostrar el amor y pasión que reinaban en ese palacio entre él y su esposa.
Justo enfrente del palacio se encuentra la iglesia de la Santa Cruz, una de las pocas (sino la única) iglesia románica de Andalucía, antigua propiedad de los Templarios. Oscura e intimista, este templo llama a la reflexión y meditación. Su interior estaba antaño recubierto de preciosos frescos que ilustraban al pueblo con la historia sagrada y la vida de los santos. Sin embargo, la humedad los ha deteriorado tanto que solo quedan partes de tres frescos y algunos trozos de otros. Especialmente impresionantes son el de San Sebastián o el de la Virgen amamantando al niño.
En definitiva, si os animáis a pasar un fin de semana largo por allí, os espera una arquitectura destacada, una gastronomía sana y jugosa y unos paisajes infinitos.
La via é un viahe!
Hotel Spa Hacienda La Laguna