El sur de la Florida es conocido mundialmente como un destino internacional de fiesta, especialmente durante el famoso Spring Break, cuando miles de estudiantes universitarios estadounidenses y de todo el planeta llegan para unos cuantos días de fiestas interminables. Pero no solo: el turismo fluye todo el año a esta zona. El auténtico núcleo de la fiesta se sitúa en el conglomerado de ciudades que conforman el condado de Miami-Dade. A pesar de que la música latina domina la escena nocturna miamense, lo cierto es que hay de todo y para todos. Con esta entrada pretendo dar una visión de los lugares que tuve la oportunidad de conocer. Ni mucho menos pretende ser una guía exhaustiva.
Empecemos por lo más conocido para el turista: South Beach o SoBe. Macrodiscotecas a tope de gente, clubs elegantes o locales algo más canallas abundan por aquí. El mayor lugar al que fui pocas semanas al llegar fue Amnesia, al final de Collins Avenue, filial de la famosa discoteca ibicenca. En aquel entonces estaba regentada por Bob Sinclair. Sólo abría viernes y sábados y contaba con un sólo ambiente de música house, eso sí, multinivel y de techos altísimos. Amnesia consigue recrear casi casi el ambiente de las fiestas de la gran discoteca de Ibiza. El sistema de luces y sonido es genial, los DJ muy buenos (de hecho, por aquí han pasado Tiesto, Erick Morillo, Kaskade y el mismo Bob Sinclair suele pinchar un rato casi todos los fines de semana) y siempre hay gogós bailando. Lo malo es que sólo abre en temporada, es decir, de octubre a mayo. Si optáis por el tórrido y lluvioso verano de Miami no podréis disfrutar de este discotecón. Su público es fuertemente multicultural, más joven que la media de la ciudad y con gente más o menos arreglada, bastante variedad.
Otro de los míticos locales de SoBe es Cameo, el antiguo cine y teatro de Washington Avenue, ahora reconvertido en un club de tamaño medio bastante bueno. En la gran pista del primer piso tendremos algo parecido a Amnesia pero en pequeño: música house con DJ en directo, sistema de luces impecable, grandes pantallas de imágenes por todo lado, una bola gigantesca y gogós al frente. Además, en los momentos de mayor subidón de las canciones saldrá humo o papelitos dorados, animando la fiesta. Las gente que nos encontraremos por aquí será muy similar a la de Amnesia. Pero si subimos la piso de arriba, encontraremos un espacio menor, pero aún así grande, con música más rapera, de hip-hop y R&B. Aquí el público es un poco más joven, muchos más afroamericanos y con un atuendo algo más informal. Eso será los viernes. En cambio, los sábados la sala de arriba está cerrada y en la central solo se pincha hip-hop. El ambiente es un poco más barriobajero y eso se nota hasta en las go-gós, que tienen menos glamour.
Los amantes del jazz bailable, así como del funk y el soul, deberán acudir enfrente de Cameo, al Jazzid. Este pequeño local de dos alturas, fundamentalmente con público afroamericano, ofrece estas músicas en directo con bebidas baratas. El panorama es de sofás abarrotados, gente riendo y muchos candelabros con velas gastadas iluminando ténuemente la escena.
Continuando para bajo y recorriendo la mítica Ocean Drive, decenas de restaurantes con música se transformarán luego en perfectos locales para beber y bailar. El más mítico es claramente Mango's, con música latina y bailarines de ambos sexos en directo. La estética es algo vulgar, con las paredes pintadas con imágenes de alegres colores, público algo más maduro y peor vestido que en otros locales. La mayoría de los asistentes son turistas. Pero la diversión está asegurada.
Otro local recomendable es el Clevelander, cerquita del anterior. Este hotel cuenta con un enorme patio de preciosa estética art-déco, con DJ o banda en directo, y una gran barra de bar al aire libre. Público más mayor de la media, vestido de toda clase y también turístico. Aunque la mejor opción es subirse a la azotea del mismo, donde un DJ pondrá música algo más discotequera y podremos disfrutar de unas maravillosas vistas de la noche miamense.
Al final de Ocean Drive, casi en South Point, encontramos un local que, aunque abre casi todos los días, son las noches del domingo cuando se pone hasta arriba de público. Se trata de una de las sedes de la cadena internacional Nikki Beach. En la misma playa cuenta con camas, tiendas de campaña indias, colchonetas, sofás y hamacas dispuestas de forma elegante. Y además, cuenta con un amplio local de dos pisos en el que la música del momento suena acompañada de láseres y humo. Para relajarse y charlar un poco, o para bailar hasta tarde, Nikki Beach no os defraudará.
También en South Beach, pero fuera del circuito turístico, encontramos el Purdy Lounge, donde salen de fiesta jóvenes profesionales europeos, latinos y estadounidenses por igual, residentes en la ciudad e instalados en Miami Beach. Su tardía hora de cierre, el ambiente cómodo, el tamaño pequeño y su música bailable, que combina canciones del momento, R&B y música de los ochenta, lo hace muy atractivo.
El público LGTB se encontrará en su salsa en este barrio: South Beach es uno de los destinos número 1 de turismo gay de los Estados Unidos. Por eso cuenta con varios locales de fiesta en la playa. El más veterano es Twist, en Washington Avenue, una enorme discoteca de seis ambientes siempre llena de chicos y chicas de mente abierta y de todo tipo y origen. Se entra por un típico bar americano con su barra, lámparas y taburetes y música rock. Se sale al jardín, donde la música más comercial suena mientras los videoclips se proyectan en una pantalla gigante colocada entre dos palmeras. Y la gente fuma. Allí en el jardín hay una zona acristalada (el invernadero) con una barra en medio donde diversos gogós masculinos se turnan para subir al pequeño escenario y entretener a los asistentes a cambio de billetes de dólar. Entrando por otra puerta del jardín se accede a la sala de música latina, donde varias parejas se marcan bailes de salsa, merengue o reaggetón. Subiendo la escalera del jardín, se entra al segundo piso a la sala de hip-hop y y R&B con cuadros de Madonna, Rihanna, Ricky Martin, Beyoncé, Adele o Lady Gaga decorando la escena. Y por último, está la sala de música electrónicam con pista de baile al uso y DJ en directo. En resumen: de todo y para todos. Los domingos por la noche hacen un concurso de gogós amateurs. El que reciba mayor acogida por parte del público, se lleva 100 dólares. El show va a cargo de la simpática drag-queen Pussylla.
Otra discoteca para este público es Score, en Lincoln Road. Con dos ambientes a dos alturas, la música que predomina aquí es la del momento remezclada o en el segundo piso el hip-hop y R&B. Cuenta con Dj en directo en la pista central del primer piso, un sistema de luces y sonido espectacular y gogós. El ambiente aquí es mucho más elevado que en Twist, así como más joven, predominando el público pijo o los típicos ciclados.
Pero para el que vive en Miami y tenga algo más de experiencia y algo más de clase, probablemente elija Brickell, corazón financiero de la ciudad, que también cuenta con numerosos locales interesantes, especialmente en South Miami Avenue y alrededores. Blue Martini es uno de ellos, con música del momento y un buen sistema de luces y sonidos rematado con la salida de humo cuando las canciones llegan al momento de subidón. La gente va bien vestida, la entrada no es especialmente cara y suele ser fácil pasárselo bien.
Enfrente está el BARU, con una zona interior en una especie de cabaña y otra zona exterior, ambas con música del momento alternada con música latina y público muy similar al de Blue Martini. Sin embargo, al estar la música más baja que la del anterior, en BARU se suele conversar más y por tanto, es más fácil conocer a gente.
Un bloque más allá, en la SW 1st Avenue con la SW 11th Street, encontramos el The Lucky Clover, un gigantesco pub irlandés con un DJ que remezcla diversas canciones del momento ofreciendo una noche divertida sin pagar entrada. El ambiente suele ser bueno y hay muchísima gente bailando.
Si se busca algo más intelectual y universitario, deberemos dirigirnos al Blackbird, un local con un interior donde escuchar y bailar rock universitario, jugar al billar o a algún juego de mesa y tomarse algo. También cuenta con un amplio patio donde la gente fuma o charla animadamente, con algunos de los rascacielos de Brickell como escenario. Las copas están bien de precio y además, no se paga entrada.
Dejando Brickell, los más modernos acudirán a Midtown para bailar. Especialmente a la zona de Wynwood. Los segundos sábados de cada mes, cuando las galerías de arte abren hasta las diez de la noche y ofrecen vino y comida gratis a sus visitantes, las calles se llenan. Coleccionistas de arte, aficionados o gorrones se mezclan por igual y cuando las galerías echan el cierre, muchos de ellos, especialmente los más modernos, se encaminan hacia The Electric Pickle. El día que lo visité estaba lleno y con largas colas. Cuenta con tres espacios siendo uno descubierto. El primero, nada más entrar, además de la barra, tiene una pista, sofás y música electrónica bailable aunque algo lenta. El espacio al aire libre se usa para fumar y para conciertos. Y por último, el segundo piso cuenta con el DJ central, otra barra y una gran pista de baile coronada por la típica bola de espejitos con muchas luces alrededor y caballitos viejos de un carroussel colgados en las paredes. Y música electrónica más animada que en el piso inferior. Sin embargo, personalmente, a la hora ya estaba algo cansado de esa música, que poco a poco se convirtió en refritos electrónicos de música de los ochenta.
Algo más alejado se encuentra The Vagabond, en la NE 14th Street. Cuando fui contaba con un espacio cerrado elegante donde ponía música de modernos. Y lleno de modernos estaba. El patio, donde la gente fumaba y conversaba, contaba con un elemento destacable: una bonita fuente de rocas con chorros de agua combinados con llamaradas de fuego. Es la fuente más curiosa que jamás haya visto. Es un local parecido al The Electric Pickle pero con música más divertida.
Entre The Vagabond y The Electric Pickle, está The Stage, local de música en directo, con precios medios y público muy gringo. Igualmente, cuenta con una enorme zona cerrada y otra abierta. En el patio, hay un pequeño camioncito de comida rápida. Lo encontraréis en la NE 38th Street con la Ne 1st Court.
Los que busquen música latina al 100% no tienen más que dirigirse a la Pequeña Habana. Allí, numerosos locales como el Hoy como Ayer o The Place ofrecen este tipo música (en directo o no) regada con mojitos, daiquiris y margaritas. El público LGTB también tendrá sus lugares aqui, como el WetBar o el Azúcar, con música latina y travestis cubanas y colombianas haciendo el tonto, además de bebida barata.
Una zona bonita para pasear y tomar algo es Bayside, en Downtown. Allí, además de bonitas vistas de la bahía Vizcaína, Miami Beach y los rascacielos del centro, los fines de semana por la tarde-noche suelen haber conciertos en directo de rock o música latina en el escenario que hay cara al puerto. Además, el resto de días de la semana está abierto el Mojito Bar, un local donde bailar reaggetón cubano y otros ritmos latinos degustando esta famosa bebida. Ideal para salir de fiesta un rato.
Por último, descartar absolutamente Coral Gables como destino de fiesta, el panorama es desolador. Sin embargo, Coconut Grove cuenta con algún que otro lugar interesante. El mejor sin duda es El Sitio, un gran local de música latina e internacional en directo donde beber, comer y bailar mucho. La banda canta muchas canciones del momento, por lo que la diversión está garantizada. Lo encontraremos en una de las calles principales del barrio: la Main Highway.
Uno de los graves problemas de la fiesta en Miami es lo cara normalmente es la bebida respecto a lo mal servida que está. Por regla general los tragos vendrán en pequeños vasos de plático repletos de hielo y con poco alcohol. Además, salvo contadas excepciones, casi siempre se paga entrada. Obviamente me faltó mucho por ver y conocer del panorama fiestero miamense. Tampoco os he contado las fiestas en hoteles o en la playa a las que fui, o los festivales que cada barrio celebra. Pero por lo que se refiere a locales, lo cierto es que si vais con dinero y con ganas de pasarlo bien, en Miami no os faltará buena fiesta.