Ciudad de Panamá es una de las ciudades americanas que más está creciendo económicamente. Numerosos rascacielos se han levantado y se siguen levantando, algunos de formas imposibles como el reciente edificio conocido como "Tornillo", oficialmente F&F Tower, antes Revolution Tower. Su espectacular diseño, único en el mundo, lo ha convertido en todo un emblema de Panamá junto con la gigantesca Trump Ocean Club, el edificio más alto de América Latina, que a muchos recuerda al famoso hotel Burj Al Arab de Dubai.
El aeropuerto internacional de Tocumen, perfectamente conectado a todas las ciudades americanas gracias a la compañía aérea centroamericana estrella, la panameña COPA, hace que Panamá sea un auténtico hub, siempre con visitantes ya sea por negocios, turismo, escalas o compras.
Para todo visitante en la ciudad, lo cierto es que al principio siempre hay una confusión. Yo recuerdo que cuando llegué me hablaban de Panamá Viejo y del Casco Viejo y creía que era lo mismo. Pero no. Aunque es cierto que ambas partes de la ciudad fueron declaradas
Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.
Por orden cronológico la primera a visitar sería Panamá Viejo. Situado frente a un manglar, contiene diversas ruinas, especialmente de casas de gente adinerada, iglesias, conventos, la antigua catedral y lo que fue el edificio del Concejo, con la característica torre de la catedral delante, ahora símbolo de Panamá Viejo. La antigua plaza mayor, con su característica forma aún se mantiene. Incluso hay algunos puentes de piedra que siguen en pie. Aquí se fundó la Ciudad por parte de los españoles. Aunque debido a un ataque del pirata inglés Henry Morgan, la defensa de la ciudad decidió volar el depósito de pólvora para evitar que Morgan se llevara algo de provecho. La falta de defensa de la ciudad puso muy fácil al pirata su asalto. Solo quedan ahora las ruinas, aunque hay muchos carteles explicativos que ayudan a comprender mejor la historia de la ciudad. Por eso, cuando todo pasó, las élites de la ciudad decidieron reubicarla varios kilómetros del sitio original, en una pequeña península, y amurallarla.
Ahí es donde está ahora lo que se conoce como Casco Viejo o Antiguo. Este barrio colonial recuerda mucho a otros lugares parecidos de la arquitectura colonial española como
La Habana Vieja o Cartagena de Indias, auqnue en menor escala. Siempre es agradable darse un paseo por sus calles empedradas y sus plazas admirando sus edificios e iglesias, muchos de ellos ya restaurados y con numerosos restaurantes, hoteles y clubes de moda.
Destacan varios lugares que merecen una visita. Lo mejor es empezar por la plaza Francia, antigua plaza principal, donde aún se encuentra la embajada francesa y el señorial Instituto Nacional de Cultura. Las murallas que protegían la ciudad se observan aquí perfectamente pudiéndose incluso ver las antiguas bóvedas donde se guardaban las armas, ahora reconvertidas en tiendas chic y un buen restaurante. En la punta se encuentra un obelisco coronado por un gallo, símbolo de Francia, ya que este monumento honra a los miles de franceses que murieron por enfermedades en su fallido primer intento de construir el Canal de Panamá.
Continué la visita caminando por el bello paseo Esteban Huertas, encima de las murallas, desde las que admirar el gigantesco puente de las Américas, la Causeway del Amador, el colorido nuevo museo de la biodiversidad de
Frank Ghery o el impresionante skyline de la nueva Ciudad de Panamá, con los curiosos rascacielos que van surgiendo. Llama la atención la nueva autopista que se está construyendo alrededor del Casco, en mitad del mar, y que casi les cuesta la declaración de Patrimonio de la Humanidad.
De este paseo se continúa hacia las ruinas de la iglesia de Santo Domingo para salir al imponente Teatro Nacional. La plaza Bolívar es una de las más bonitas del Casco, con el Hotel Colombia en estilo "Mediterranean rennaissance", el Ministerio de Relaciones Exteriores, en el elegante Palacio Bolívar, o la iglesia de San Francisco de Asís con su característica torre. En esta plaza tuvo lugar un fallido congreso en el que
Simón Bolívar intentó convencer a las jóvenes repúblicas centroamericanas y suramericanas de unirse en un nuevo Estado. Por desgracia, caudillismos y personalismos hicieron fracasar esta utopía panamericana y decenas de pequeñas repúblicas aparecieron por todo el continente.
Vale la pena pasear la calle 4 para ver la Casa Góngora, uno de los edificios más antiguos del país, perfecto ejemplo de casa colonial española de mediados del siglo XVIII con sus cerámicas en el suelo o sus techos de madera. Los que más disfrutarán recorriendo las calles de Casco serán los fanáticos de
James Bond, puesto que aquí se rodaron muchas escenas de la película
Quantum of Solace, aunque imitando a Port-au-Prince en Haití y a La Paz en Bolívia.
En la plaza de la Catedral, además de la bella catedral, con sus dos torres blancas y madre perla incrustada, al lado se encuentra un hermoso edificio art-déco, que nos transportará a las calles de South Beach en Miami, o también el famoso Museo del Canal, sito en un antiguo Gran Hotel construido por los franceses. La exposición permamente del piso segundo muestra los diferentes aspectos del Canal, desde los más técnicos a los más políticos, donde se explica muy bien la reivindicación histórica del pueblo panameño de que esas tierras volvieran a la soberanía de Panamá.
Jimmy Carter fue el encargado de hacer esto realidad, costándole una gran impopularidad entre los estadounidenses. En el museo también se exponen colecciones temporales de arte contemporáneo y hay una pequeña muestra fija de arte religioso del siglo XVIII.
No os perdáis la cercana heladería
GranClément, una de las mejores del país. Sus helados artesanales son deliciosos y cuenta con varios tipos entre los que destacan curiosamente el helado de albahaca o el de jengibre. El de "pain d'épices" es también muy popular y delicioso. Situado en un bajo de una antigua casa del barrio, esta heladería no decepciona a nadie.
En la avenida A es imprescindible vistar la iglesia de San José. Aquí se encuentra un impresionante altar cubierto de láminas de oro que ya estaba en Panamá Viejo. Se salvó gracias a que un sacerdote manchó todo el oro de betún para confundirlo con metal barato ante el asalto de Morgan y sus secuaces.
Por último, la plaza Herrera es un tranquilo lugar al que dar un vistazo por su curiosa combinación de hoteles de lujo en edificios de clara influencia estadounidense de los años 20 así como al escuela pública tradicional (con campo de fútbol y todo) o las bellas casas de madera de La Broyá, con forma de barco, realizadas por el gobierno como casas para clases socialmente desfavorecidas.
Vale la pena darse un paseo por la Avenida Central, ya fuera de Casco Viejo, para admirar la decadencia de lo que fue la arteria principal de la ciudad. Empezando por el café Coca Cola, el bar más antiguo de Panamá y donde se tomó un refresco el Che Guevara, uno sigue paseando admirando las coloridas y ruidosas tiendas de telas, ropa, electrodomésticos o comida tradicional. Numerosas indígenas Guna Yala se pasean en sus coloridos trajes típicos haciendo compras. No os olvidéis de pasar por la antiguamente peligrosa calle "Salsipuedes" ahora abarrotada de pequeños puestos donde destacan los libros de segunda mano.
Una buena caminata es recorrerse tranquilamente el Paseo Balboa conocido como Cinta Costera, desde Casco Viejo hasta Multicentro, con una parada obligada en el renovado Mercado del Marisco, donde tomar uno de los mejores y más frescos ceviches panameños, a precios más que económicos.
Por último, disfrutad de alguno de los restuarantes internacionales de las zonas de calle Uruguay y Obarrio, y luego salid de fiesta por allí. En las secciones futuras "De fiesta por Panamá" y "De restaurantes por Panamá" prometo dar más información de restaurantes, lounges, bares y clubs.