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dilluns, 2 de setembre del 2024

Ninh Binh, la bahía de Ha Long y la ciudadela de la dinastía Ho

Tres patrimonios de la humanidad no muy lejos de Ha Noi.

Desde Hanoi hay muchísimas excursiones de uno, dos o más días que vale mucho la pena hacer. La primera de todas es la icónica bahía de Ha Long, en el golfo de Tonkín, con sus más de  1.600 islas e islotes que forman un espectacular paisaje marino de pilares calcáreos. Recomiendo un crucero de una noche para disfrutar de este patrimonio mundial de la UNESCO como se merece.

La segunda opción son los espectaculares paisajes de la provincia de Ninh Binh, que muchos llaman "el Ha Long en la tierra". Y no se equivocan, ya que los pilares calcáreos que surgen de estos valles forman parte de la misma cadena montañosa que la famosa bahía. Para ver bien los atractivos de la zona, optamos por un circuito guiado de un día.

La tercera opción, algo más complicada y sólo recomendada para obsesos del patrimonio de la humanidad como yo son las ruinas de la ciudadela de la dinastía Ho. Apenas hay turismo aquí, no hay circuitos que la incluyan por lo que la forma más rápida de visitarla es contratar a un conductor privado (y si puede ser con guía, mejor que mejor). Yo combiné la visita con la pagoda de Bai Dinh, esta sí, muy famosa. Y dos noches las pasé en Phu Ly, una ciudad de provincias al sur de Ha Noi con un Meliá cinco estrellas estupendo y en el corazón de una agradable ciudad de provincias.

La bahía Ha Long

La leyenda dice que una vez, los dragones bajaron del cielo y dejaron caer gotas de jade en las aguas de la bahía de Ha Long, formando las miles de islas que protegen la bahía de invasores. Este es quizá el lugar más famoso de Vietnam: una bahía con miles de islas calcáreas e imponentes pilares de piedra caliza que surgen del mar, con muescas erosionadas, arcos y cuevas que crean un paisaje bello y pintoresco. Aquí se encuentran siete tipos de ecosistemas clave y su belleza hace que el turismo sea masivo. Cientos de barcos de todo tipo y calidad ofrecen cruceros diarios o de una o varias noches, zarpando desde una ciudad horripilante con enormes rascacielos que, al dejarla atrás, nos llevarán al mágico espectáculo del parque nacional más famoso del país. Nosotros fuimos en enero, temporada de lluvias (y lloviznó) pero no hizo imposible ninguna actividad (excepto la de bañarnos en la playa, claro). Además, las nieblas matinales daban a la bahía un aire de misterio espectacular. Amanecer en el balcón de nuestro camarote con semejantes vistas no tiene precio.

Nuestro tour nos recogió en mini-bus desde nuestro alojamiento en Ha Noi para llevarnos hasta el puerto de Ha Long donde embarcamos en un cómodo barco con sus habitaciones, comedor y mirador arriba. Zarpamos para ver un paisaje espectacular y explorar a pie la famosa cueva Hang Sung Sot. Conocida también como la cueva "sorpresa", sus dos gigantescas cámaras han sido habitadas durante miles de años. Son un auténtico símbolo de la resistencia de pueblo vietnamita frente a invasiones chinas o mongolas, pueblos a los que derrotaron en estas aguas. Incluso el Viet Cong resistió aquí a los franceses y a los estadounidenses, con uno de sus cuarteles generales. En sus techos, de más de 30 metros, aún se ven las formas que las olas dejaron cuando estas cuevas estuvieron sumergidas hace miles de años. También nos llevaron a una isla con una bonita playa en la que estuvimos vestidos por la fina lluvia que caía. Al volver al barco y antes de la cena nos hicieron un taller para aprender a hacer rollitos vietnamitas antes de que abrieran un delicioso buffet de comida local que cenamos. Tras la cena nos ofrecieron un taller para pescar calamares, pero no pescamos ni uno. Aún así, fue divertido.

Al día siguiente hicimos una actividad en kayak a lo largo de un lago interno detrás de la cueva Luon, dentro de una de las formaciones kársticas, que fue brutal, por la gran sensación de libertad y la belleza de los paisajes. Además, si te acercabas a los bordes selváticos venían monos endémicos a saludar. Ha Long, en vietnamita, significa "donde el dragón descendió al mar". Según otra leyenda, diferente a la que os conté al inicio. un gran dragón atizó el mar con su cola formando valles y fisuras que luego inundó al sumergirse de nuevo dejando solo visibles los picos de aquellas montañas. En cualquier caso, un lugar obligatorio en cualquier visita a Viet Nam.

El paisaje de Trang An y la primera capital del Viet Nam

Otra de las excursiones que recomiendo es pasar el día visitando Hoa Lu y Trang An. Este último parque nacional está situado cerca de la orilla meridional del delta del Río Rojo y formado por un macizo de picos cársticos, surcado por varios valles, sumergidos en parte por las aguas, enmarcado por farallones abruptos prácticamente verticales. Las exploraciones efectuadas en algunas de las grutas más altas que jalonan este sitio han permitido descubrir vestigios arqueológicos de actividades del ser humano que se remontan a unos 30.000 años atrás. Estos vestigios son un testimonio de la ocupación de este macizo montañoso por grupos de cazadores-recolectores, así como de la adaptación de éstos a los cambios climáticos y ambientales. El mitad de este parque se encuentra la localidad de Hoa Lu, primera capital de Viet Nam en los siglos X y XI, y una serie de templos, pagodas, paisajes de arrozales, aldeas y lugares de carácter sagrado.

Nosotros en este caso también fuimos con un circuito guiado que nos recogió en Ha Noi y nos dejó en un lugar con bicis que usamos para recorrer estos bellos paisajes, empezando por el antiguo palacio y templos de Hoa Lu. Situada en las faldas del monte Yen Ngua, de la ciudad solo quedan sus templos centrales de pilares de color rojo que mantienen elementos reales de la dinastía Dinh, como el pedestal de piedra donde estaba el trono real, o las campanas de bronce ceremoniales.

La historia de este lugar es especialmente importante ya que, tras mil años de control imperial chino, el emperador Dinh Tien Hoang declaró la independencia del pueblo vietnamita en el año 968, estableciendo en Hoa Lu su primera capital. Y no es casualidad, ya que está rodeada de fértiles campos de arroz salpicados de montañas kársticas, haciendo la zona fácilmente defendible. El emperador sometió también a doce señores de la guerra, unificando el norte del país. Es por ello que los vietnamitas aún lo veneran en el templo que se mantiene operativo aquí. Sin embargo, unos años después, en el 1010, otro emperador transfirió la capital a Ha Noi, quedando este lugar semi abandonado. 

Tras admirar los restos de esta ciudad y el templo al primer emperador, seguimos con las bicis a lo largo del bello paisaje, atravesando apacibles campos de arroz salpicados de picos hasta llegar a nuestro lugar del almuerzo y disfrutar de la famosa carne de cabra del lugar y otras especialidades vietnamitas.

Por la tarde recorrimos el famoso paisaje de Trang An pero esta vez en kayak, a lo largo del río Song Sao Khè, ataviados con los tradicionales sombreros cónicos vietnamitas, recorriendo cuevas, riscos y una frondosa selva, en paisajes donde se han grabado películas tan famosa como King Kong. Finalmente, fuimos a subir hasta la cima de la famosa montaña del dragón tumbado, en la que más allá de ver la cutre estatua de un dragón que la preside en la cima (abarrotada de turistas) y bonito son las vistas del estos espectaculares y únicos paisajes. Al bajar veréis un bonito campo en el que se cultivan gigantescas flores de loto.

La provincia de Ninh Binh me enamoró y recomendaría a cualquiera pasar alguna noche más aquí disfrutando de sus increíbles paisajes.

Una ciudadela Feng Shui y una pagoda gigante

Finalmente, la tercera excursión, sólo para muy cafeteros, es a la ciudadela de la dinastía Ho. Como este patrimonio no se incluye en tours, opté por contratar un guía y conductor privado. Y ya que me pillaba de paso, aproveché para visitar el gigantesco complejo budista de Bai Dinh, construido en 2014, que atrae a hordas de turistas nacionales y algún turista internacional despistado. Sus bellos pasillos acogen más de 500 estatuas de piedra de "iluminados" camino al templo principal, la pagoda Phap Chu, de triple techo, con un gigantesco Buda de bronce de más de diez metros de alto, flanqueado por otros dos dorados. El complejo también cuenta con la estupa más alta de Asia.

Tras visitar el gigantesco complejo religioso, el guía me llevó a comer De Xao Lan, un planto tradicional de carne de cabra salteada. Las cabras crecen libres en pastos de las montañas kársticas por lo que tienen un gran sabor. Su carne se come en rollitos de papel de arroz que se rellenan con hierbas y luego se mojan en salsa de cacahuete.

Finalmente, llegamos por la tarde a la ciudadela Ho, construida por los dos únicos emperadores de la dinastía Ho, que solo gobernaron siete años (de 1400 a 1407). Pese al corto periodo histórico fueron importantísimos para Viet Nam puesto que introdujeron reformas clave en el país: desde el papel moneda a los cañones pasando por la reforma de las tierras, la apertura de los puertos al comercio extranjero y la introducción de las matemáticas y la agricultura en el sistema educativo (que hasta entonces se limitaba al estudio del confucianismo).  El emperador Ho Quy Ly aún tiene un pequeño templo dedicado en el complejo arquitectónico. 

La ciudadela, construida en el siglo XIV siguiendo los principios del feng shui, es testimonio del florecimiento del neoconfucianismo a finales del siglo XIV en Viet Nam y su expansión por otras zonas del este asiático. Siguiendo estos principios, la ciudadela se encuentra en un paisaje de gran belleza, con un eje que toca las montañas Tuong Song y Don Son en una llanura entre los ríos Ma y Buoi. Sus edificios representan un ejemplo excepcional de un estilo nuevo de ciudad imperial del sureste asiático.

Lo más impresionante de la ciudadela son los enormes muros que la rodeaban, y que se mantienen en pie junto a los arcos de entrada en cada punto cardinal. Los muros estaban hecho de enormes losas de piedra que se encajaban una a otra sin usar cemento. Es fascinante ver como en el interior de los sólidos muros solo quedan campos de arroz ya que la capital se abandonó en el siglo XV. Hay tan pocos turistas que hasta las vacas pastan en lo alto de las murallas. Sin duda, una sensación de vivir el auténtico Viet Nam que cuesta lograr en otros puntos turísticos del país.

Algo alejado de la ciudadela, otro de los restos que quedan es el altar Nam Giao, con su piscina purificadora anexa, que mantiene aún los escalones que le dan gran belleza. Y fuera de las murallas aún se puede ver una casa tradicional construida hace 600 años para algún alto funcionario de la época, con preciosas tallas de madera que aún conserva la familia que la habita por siglos. Con un poco de amabilidad os dejarán pasar a verla.

En definitiva, a Ha Noi hay que dedicarle tiempo para poder ver sus alrededores, sobre todo estos tres patrimonios de la humanidad reconocidos por la UNESCO, que valen muchísimo la pena y que ayudan a entender mucho mejor la historia de este fascinante país.

IMPRESCINDIBLES

Comer

De Xao Lan (carne de cabra salteada en rollitos de papel de arroz y hierbas) en cualquier restaurante de carretera de la provincia de Ninh Binh.

Película

'Kong: Skull Island, de Jordan Vogt-Roberts