2015 ha sido el primer año en el que no he salido de Europa tras diez años de saltar de continente en continente. En este año tranquilo cursé el segundo semestre del Colegio de Europa, descubrí nuevos lugares de Bélgica y viajé bien al norte, a las orillas del Báltico, en concreto a Riga. Luego me fui bien al sur, a Malta y Gozo. También volví a Londres y Ginebra, donde ya había estado.
Este verano fue también muy tranquilo. Empezó en la apacible Brujas, y luego transcurrió entre tierras valencianas, Múrcia, Galicia y Madrid con una escapada a La Granja de San Ildefonso. En otoño me mudé a París para empezar a trabajar en la OCDE. Un fin de semana en Bruselas fue todo lo que viajé hasta las Navidades, que volví a Valencia.
Los que hayáis seguido mi blog veréis que este ha sido un año atípico. En 2015 me he centrado en mis estudios, en hacer más ejercicio y en disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y de los amigos ya hechos. Los años anteriores fueron muy divertidos sin duda. Fue una espiral de novedades contantes, lugares fascinantes y nuevos amigos. Sin embargo, necesitaba un año como este, un año de estabilidad.
Pero ya acabó. Y hoy, con 2016 regalándome su primer día, fantaseo con todos los viajes que se dibujan en el horizonte. Seguiré explorando París pero ha llegado el momento de retomar mi plan de visitar diferentes lugares de Francia en los que aún no he estado. Espero que pronto leáis mis impresiones de Reims, su catedral y sus bodegas de champagne. O de la magnífica arquitectura art-nouveau de Nancy. También quiero respirar el aire puro de los Alpes en las orillas del lago de Annecy o visitar lugares de la Costa Azul en los que aún no estuve, como Niza, Mónaco o Cannes.
También es casi seguro que viajaré a los confines orientales de Europa: el Caúcaso. Y este verano no se me puede escapar Montenegro, especialmente Kotor: Lonely Planet la ha clasificado como primera ciudad en su rango de lugares que visitar en 2016. Me encantaría ir a Sevilla, Córdoba y Granada, pero también vivir por primera vez unos San Fermines en Pamplona. Lo que está claro es que tras siete años de ausencia volveré a estar en las Fallas, candidatas a ser patrimonio inmaterial de la humanidad.
Finalmente, espero volver a salir de Europa, esta vez para pisar la mítica India o quizás nuevos países suramericanos como Colombia y Perú ¿O tal vez México? También podría volver a los Estados Unidos, en concreto a Tejas y Louisiana. El África negra es otra posibilidad, con Senegal en el punto de mira. Todo se verá.
De momento solo me queda expresar mis mejores deseos para todos los nómadas. Estoy convencido que 2016 será un año inolvidable.