Miami es una ciudad muy joven, apenas tiene 100 años. De ser un villorrio del sur estadounidense se convirtió por
obra y gracia de la señora Julia Tuttle (fundadora oficial de la ciudad) en una
incipiente villa de veraneo de la jet-set de los felices años 20. Trabajadores
de todo Estados Unidos empezaron a fijar su residencia aquí, atraídos por la
prosperidad económica del turismo, la construcción, su gran puerto, el sector
financiero y la agricultura. Poco a poco se les unieron decenas de inmigrantes
centroamericanos, sudamericanos y caribeños, que empezaron también a engrandecer
esta capital, huyendo de sus difíciles realidades. La nueva ola de jóvenes europeos de los últimos años, en busca de mejores oportunidades de trabajo, completan esa
variedad tan grande reflejada en las diferentes maneras de comer de la ciudad. Es por eso
que no existe una gastronomía propiamente típica de Miami. De hecho ni siquiera
existe una gastronomía floridana. Es cierto, sin embargo, que existen algunas
especialidades de la zona, como los stone crabs claws (pinzas de cangrejo azul
de la Florida) que se sirven en temporada. También encontramos las
frituras de concha de Key West, el pastel de lima de los cayos o la carne de
cocodrilo de los Everglades. Además, Miami es una ciudad con una cantidad de
población cubana enorme, por lo que la comida de la isla caribeña es casi casi
ya tan típica aquí como el McDonald's. El arroz moro con puerco o el sándwich
cubano son platos frecuentes en la mesa de Miami.
Joe´s Stone Crab
Joe´s Stone Crab
Desde luego, el restaurante más
asociado con esta ciudad es el mundialmente conocido Joe's, en el South Point
de Miami Beach, un enorme local en el que no se admiten reservas y que siempre
está lleno. Las colas en el exterior son frecuentes. Este es sin duda el
restaurante más "típico" de la ciudad.
Al llegar, hay que dirigirse a la
entrada interior del restaurante, en un elegante patio con una bonita fuente,
donde el servicio de mesas nos apuntará en la lista. Una vez ahí, toca esperar,
y para hacerlo más agradable, nada mejor que dirigirnos al bar. Una enorme
barra de madera con decenas de atareados camareros nos servirán bebidas y
alguna tapa si así lo deseamos. Recomiendo los mejillones salteados con salsa
de tomate picante y caldo de vodka, acompañados de un vino blanco de
California bien frío. Añadid una buena conversación y la espera se os pasará volando: oiréis vuestro nombre en
menos de lo esperado.
Será entonces cuando un camarero os sentará en alguna de las decenas de mesas con mantel y servilletas de tela
en medio de grandes salones de paredes blancas y suelos de terracota con
decoración marinera sencilla. Aquí degustaremos el plato estrella de la casa:
las pinzas de cangrejo azul fresco, recién cocinadas, que se sirven siempre
enfriadas y acompañadas de salsa de mostaza casera. Lo único que hay que elegir
aquí es si las queremos medianas, grandes o jumbos, y el número de pinzas que
deseamos. Y algún acompañante. El que más combina es la ensalada de col casera
de la casa, aunque la patata al horno con mantequilla es también una buena
elección. Es cierto que Joe's también ofrece platos de carne y pescado, pero
sentarse en este restaurante y no comer pinzas de stone crab es tan absurdo como ir a una
pizzería napolitana y pedir sushi.
La carne de estos cangrejos es
muy jugosa, se deshace en la boca y su sabor es muy suave y agradable. Además,
la mostaza natural le da un toque delicioso. Si acompañamos esta maravilla de
vino blanco fresquito la experiencia será inolvidable. Para evitar ensuciarnos,
el camarero nos dará un delantal para que podamos comernos las pinzas con la
tranquilidad de no mancharnos la ropa. A parte del tenedor, la cuchara y el cuchillo, un instrumento que no falta en estas mesas son unas grandes pinzas para quebrar las pinzas de estos crustáceos.
Si os queda hueco, lo mejor
es acabar el festín con un pedazo de pastel de lima de los cayos que hacen en
el restaurante. Eso sí, recordad que Joe’s sólo abre de octubre a mayo, que es
cuando pueden conseguirse cangrejos azules frescos. Si algún otro restaurante
de la ciudad os ofrece esta delicia fuera de temporada, seguro que son
congelados o importados (o ambas cosas).
El Versailles
El Versailles
Pero Miami es territorio latino,
y de momento, si los venezolanos me dejan, la mayoría líder son los miles de
cubanos que llegaron huyendo del régimen castrista. Por eso, la gastronomía
cubana es una de las más comunes en la ciudad. Y si hay una palabra asociada a
restaurante cubano esa es Versailles, con cuarenta años de historia. Por aquí
pasan todos los que son alguien en la comunidad cubana del sur de la Florida,
por cierto bastante influyente a nivel nacional. De hecho, presidentes,
senadores y candidatos a la presidencia o al Senado estadounidense tienen en el
Versailles una parada obligatoria cuando vienen a dar un mitin a Miami. Los
políticos paran religiosamente aquí, se toman una coladita y dan un pequeño
discurso donde siempre sueltan algún "Viva Cuba libre".
El Versailles tiene tres zonas
bien diferenciadas: la más grande es el restaurante en sí, con grandes salones
que intentan imitar la decoración del palacio francés aunque lo único que
logran es algo muy kitsch. Decenas de mesas abarrotan las estancias y los
camareros van de arriba y abajo, vestidos a la antigua y listos para servirnos
muy amablemente.
Para empezar, nada mejor que
pedir unas mariquitas, que son papas de plátano, con mojo hecho de ajo. Y para
beber, un buen jugo natural de frutas tropicales: hay de varios tipos pero el
más típico es el de guayaba. Cuando os lo traigan, disfrutad de la dulzura del
zumo y de las crujientes mariquitas mientras elegís que comer. La carta es
variada y todo está muy bueno. Algunos acompañantes recomendables para empezar
matando el hambre son la yuca frita o las empanadas cubanas.
Como plato fuerte, si os apetece
algo con pan, nada mejor que un buen sándwich cubano, hecho de varios tipos de
fiambre, carne de cerdo, quesos, lechuga, pepinillos y una suave salsa de
mostaza. Al pasarlo por la plancha queda calentito, crujiente y delicioso.
Pero si buscáis algo más
contundente hay pollo con arroz amarillo tipo imperial (con mayonesa), cerdo
marinado al estilo cubano con arroz moro (que es la manera de preparar el arroz
cubano junto con frijoles negros) o gambas con salsa criolla. Por supuesto, la
típica ropa vieja también es deliciosa. Y el pastel de plátano relleno de carne
es también algo espectacular. Tal vez el único problema de este restaurante es
que los platos les quedan algo aceitosos. Para finalizar nuestra comida lo
mejor es tomarse un flan cubano de postre con una coladita para compartirla con
toda la mesa.
La segunda parte de este local es
la Versailles Bakery, una cafetería de decoración cutre pero gran variedad de
dulces cubanos fritos a precios muy asequibles. Especialmente sabrosos son las
conocidas como "guayabitas", unos hojaldres cuadrados que suelen
estar recién horneadas y rellenas de la popular crema de guayaba, algo parecido
al membrillo pero más líquido y dulce. Las de coco también son muy
recomendables y casi siempre se agotan si uno no llega temprano. Y por
supuesto, cualquier pastel salado ya sea de carne, pollo, queso o espinacas gustará también. A partir de mayo la heladería también ofrece sabores tropicales.
Y ni que decir que las tartas que preparan están bien cargadas de azúcar pero
aún así muy ricas.
Por último, si venimos con prisa,
lo mejor es acercarse a La Ventanita, en plena calle 8, donde determinados
sectores del exilio cubano acuden para ver y dejarse ver mientras se toman la
famosa coladita, el fragante y dulcísimo café cubano, servido en vasos grandes
pero que luego se reparte en vasitos pequeños, como de chupito, para
compartirlo entre varios. El dulce por excelencia para acompañar la colada es,
como no, un pedazo de guayabita.
El Carajo
Otra de las comunidades grandes y
que cada vez crece más por la crisis es la española. No en vano Miami es la
puerta de entrada a cientos de inversores españoles, por razones de lengua y
clima fundamentalmente. Bancos, aseguradoras, navieras, hoteles, empresas de restauración, de moda, editoriales, de cultura... todas estas empresas españolas suelen empezar sus
negocios en Estados Unidos instalándose en Miami. Por eso, los restaurantes de
comida española son moneda común en toda la ciudad. Una de las grandes
novedades es la cadena "100 Montaditos",
con masivas afluencias los miércoles, cuando todo está a un dólar. Se han
instalado en los lugares clave de la ciudad y son de lo más popular.
Pero si hay un restaurante
español que merezca ser destacado como representativo es sin duda El Carajo,
situado sorprendentemente en la tienda de una gasolinera BP. Por fuera es muy
feo, no se diferencia de cualquier otra área de servicio. Sin embargo, por
dentro encontramos un espacio acogedor, decorado al estilo cordobés, con
paredes llenas de vinos de todo el mundo, con especial presencia de los
españoles.
Es por tanto un sitio ideal para
dar una grata sorpresa a nuestros invitados. En la carta encontraremos tablas
de jamones, embutidos y quesos importados de gran calidad, así como croquetas
caseras de jamón, pollo y bacalao. Las diferentes tortillas no están nada mal.
Y lo que más me recordó a la cocina de mi abuela fueron los boquerones en
vinagre. No olvidemos las olivitas. Ahora sí, evitad algunos platos, como el
chorizo a la sidra, que está muy mal conseguido, ya que el sabor es más a
salchicha frankfurt que a chorizo de verdad.
Aunque hay mesitas normales, lo
mejor es sentarse en una de las mesas altas con taburetes, al más puro estilo
de bar español, en el que degustar todas las especialidades ofrecidas. El Carajo sorprenderá a la persona que invitéis o recomendéis. Creerá estar entrando en una mas de las tiendas de gasolinera y se encontrará con uno de los mejores restaurantes españoles de la ciudad. Éxito garantizado.
Tap Tap
Otro de los grandes grupos
étnicos que componen la ciudad son los haitianos. De hecho, el kréol (una
especie de francés que ha mutado en nueva lengua en Haití) es también lengua
oficial de la ciudad, junto con el inglés y el español. Los desastres naturales
que azotan el país así como su caótica situación económica y la pobreza extrema
de gran parte de su población hacen que miles de haitianos hayan llegado a
Miami desde hace décadas, incluso fundando su propio barrio: Little Haiti. Los
“haysian” han copado profesiones de la ciudad como la de taxistas. Y su
gastronomía no podía dejar de introducirse en la mesa miamense.
Paradójicamente, el mejor restaurante haitiano no está en Little Haiti, sino en
Miami Beach: se trata del galardonado Tap Tap.
En kréol, un tap tap es una “pick-up”
reconvertida en transporte colectivo, pintada de alegres colores, que hace
una ruta pre-establecida. De hecho, al entrar al restaurante nos toparemos con
uno de estos tap tap en la puerta. Por dentro, la decoración es muy colorida, a
veces psicodélica, con esas tonalidades tan características del Caribe. Grandes
escenas de la vida en el Haití de hace unas décadas nos observarán mientras
miramos la carta, no muy larga pero completa.
Entrantes, ensaladas y sopas
anteceden a lo que ellos llaman “Gwoplat”, es decir, los platos fuertes. En
ellos encontramos carne de res, de cerdo, de cabra, pollo, mariscos y pescado.
Es decir, una variedad más que suficiente para todos los gustos. Y por
supuesto, opciones vegetarianas. La fusión de gastronomías del oeste africano,
el Caribe y Francia que se da en Haití se materializará en nuestras mesas
cuando ordenemos. Importante remarcar la buena calidad
del pan fresco que nos servirán al empezar. Algo muy curioso en un restaurante
medio de Miami. Sin duda, herencia gala.
A pesar de la variedad de zumos y
cócteles para elegir, nos decantamos por un refresco típico, el “Couronne”, que
ellos llaman “cola ayisian”. Se trata de una soda con sabor a cola, estilo “la
Colombiana”. Y como plato principal, ya advertidos que no había cabra
disponible, pedimos el especial del domingo, que eran verduras al vapor con
salsa criolla, gambas y cangrejo azul (aunque muy pequeñito, eso si,
desventajas de la temporada baja). También pedimos un “Pwason neg”, que es mero
en salsa de lima, cubierto de un jugoso aguacate también al vapor. Ambos platos
venían acompañados de arroz y frijoles cocinados a la caribeña, así como de un
patacón.
Me sorprendió la gran calidad de
los ingredientes y la frescura del plato, recién cocinado y sin nada congelado,
al menos al saborearlo. Sin duda, un lugar muy recomendable para comer bien y
sano.
El único pequeño inconveniente
fue a la hora de elegir postre. Resulta que se habían quedado sin maestro
pastelero. Por eso no pudimos pedir pastel de piña al ron ni tampoco el
esponjoso “gato Ayisyen”.
La comida de los Miccosukee
Y por último, no podía dejar de
repasar la gastronomía "típica" de la ciudad sin citar a los
verdaderos habitantes de estas tierras: los indios nativos americanos. En este
caso, la reserva más cercana nos queda en los Everglades, siguiendo la calle 8,
que se convierte en el famoso Tamiami Trail. Casi exterminados y expulsados en
el siglo XIX de la ciudad de Miami, allí encontraremos a los Miccosukee, con
negocios como su gran casino, sus circuitos en lancha-ventilador
para ver a los cocodrilos o sus tiendas típicas. Pero lo que nos importa aquí es el restaurante que regentan justo enfrente del Shark Valley,
una de las entradas más populares al parque nacional de los Everglades.
En una gran estructura de madera
a dos aguas, con interiores decorados de alfombras y tapices realizados por
nativos, podremos degustar alguno de los platos comunes en la gastronomía de
esta tribu nativa americana. A pesar de que el servicio deja mucho que desear,
por ser brusco y lento, vale la pena pasarse por aquí y pedir bocados de
cocodrilo fritos como entrante o ancas de rana empanadas. Para beber os
recomiendo pedir la refrescante y nutritiva bebida típica, el sofkee, con sabor
a trigo y arroz. Como plato principal, cualquiera de los que tienen pan indio
frito o pan de calabaza, rellenos de carne de res deshilachada con salsa tradicional.
Al fin y al cabo, los indios son los habitantes originales del sur de la
Florida. No incluir su sencilla gastronomía en la lista de restaurantes típicos
de Miami sería, cuanto menos, una grosería.
Eso sí, no hace falta que pidáis
postres, pues son exactamente los mismos que los de cualquier dinner. Mejor
parad en algún puesto de frutas del Tamiami Trail cuando volváis hacia Miami.
Olvidé contaros que la fruta de la Florida es excelente, especialmente sus
naranjas.
Joe's Stone Crab
Mariscos
11, Washington Avenue, Miami
Beach.
Versailles
Cubano
3555 SW 8th Street, Miami.
El Carajo
Español
US1 17th Avenue, Miami.
Tap Tap
Haitiano
819, 5th Street, Miami Beach
Restaurante Miccosukee
Nativa Americana
Tamiami Trail – enfrente de la
entrada “Shark Valley” del Everglades National Park
Creo que la ciudad de miami es de las ciudades de EEUU, que mas latinos hay junto con Houston. Basta con ir a esa ciudad y una escucha constantemente la gente hablando español, incluso si uno quiere practicar el ingles no se si es lo mas recomendado ir al estado de Florida
ResponEliminaExcelente nota, te felicito, la próxima ves que este en Miami visitare Joe´s y disfrutare de las tan mencionadas las pinzas de cangrejo azul. Es una lástima que este gran restaurante no acepte reservas, cuando estoy en Miami siempre utilizo TalkTo para todas mis reservas en restaurantes, hoteles, alquiler de carros, etc…
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