Pero el año empezó en Catalunya, donde visitamos el monasterio de Poblet, comimos los famosos calçots en Valls, descubrimos la Tarragona romana y volvimos a PortAventura.
De España, este año descubrí Ávila, Rascafría, las comarcas del Jerte y de la Vera (primera vez en Extremadura) y la valenciana isla de Tabarca. También pasé por Cartagena, Ronda y el caminito del Rey, además de pasar unos días en Marbella y en pueblos castellano-manchegos como Consuegra y sus molinos quijotescos. Y volví a Sevilla, Málaga y a València (eso siempre).
Del resto de Europa pude visitar Hamburgo y sus alrededores, incluyendo la preciosa ciudad de Lübeck. También fui a Turín por primera vez. Y descubrí Bulgaria, Serbia y Eslovenia en una ruta balcánica muy chula. Y de mi querido Portugal estuve por primera vez en Évora y en dos de las Azores: Sao Miguel y Terceira. Además, volví a la siempre agradable Lisboa. Y por supuesto, volví dos veces a París (y ojalá hubieran sido tres).El año acaba en Albania, país curioso y (aún) poco turístico, específicamente en su capital, Tirana, con visitas a Berat y Dürres. Y también empiezo aquí 2023, año que se presenta aún más viajero (que es difícil) con mi vuelta a Asia cuatro años después: específicamente a la India nada más empezar y muchos otros en el horizonte. Tanto nuevos, como Honduras, Ecuador, Chile, República Dominicana, Canadá, Túnez, Níger, Mozambique… como países que ya conozco, como Costa Rica, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Bélgica, Montenegro, Jordania y Líbano. Y seguro que me llevo alguna sorpresa más. De España me queda Cantabria como última autonomía a descubrir y las Ciudad Autónomas de Ceuta y Melilla ¿alguien me lleva?
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