Uno de los museos que más tiempo llevaba esperando visitar era el Museo Hergé - Musée Hergé - en Louvain-la-Neuve. Inaugurado en 2009, este moderno edificio contiene una completísima colección de objetos y viñetas que explican de una manera agradable y didática la carrera profesional de Georges Remi, alias Hergé. A través de diversas salas iremos explorando las temáticas, estéticas, preocupaciones e ideas de este historietista belga, obviamente con un especial énfasis en el mundo de Tintin, su personaje más carismático.
Pero empecemos por el principio: ¿cómo llegar? El Musée Hergé es fácilmente accesible en coche desde Bruselas - apenas a 30 minutos -. Sin embargo, si dependemos del tren, el trayecto se alarga más de una hora, ya que hay que ir hasta Ottingnies y allí bajar e intercambiar de tren para tomar el que nos deja en Louvain-la-Neuve. El museo está a cinco minutos caminando de la estación. Y es que en realidad Louvain-la-Neuve es una anodina población creada a principios de los años 70, cuando el Estado belga tuvo que recolocar a todos los estudiantes francófonos que dejaban la Universidad de Lovaina, cuando está pasó a impartir la docencia al 100% en flamenco. Es entonces cuando se crea Lovaina la Nueva, con su universidad nueva también. Horribles bloques de cemento nos recibirán en la fea estación, así como un centro comercial insulso que, eso sí, tiene de todo. En mitad del parque se encuentra el modernísmo Musée Hergé - este año cumple su V aniversario - en forma de barco, blanco y con grandes cristaleras.
Nosotros lo visitamos coincidiendo con el día del tebeo - Jour de la Bande-Dessinée - en Bruselas por lo que nos ahorramos el precio de la entrada y además, pudimos ver los diversos coches clásicos que aparecen en los diversos álbumes de Tintin. Allí se congregan todos los años para el rally anual de Tintin, donde los propietarios de estas joyas automóvilisticas se reúnen y disfrazan de los diferentes personajes de este tebeo. Me encantó ver el taxi con el que Tintin persigue a varios delicuentes por las carreteras suizas en "El Asunto Tornasol", o el Citröen negro antiguo en el que se desplazan los agentes secretos de la ficticia "Borduria" en este mismo álbum.
Tras ver los coches, nos internamos en el Musée Hergé, una auténtica joya tanto para los amantes de Tintin como para todos aquellos interesados en el mundo del tebeo y del cómic o incluso del diseño. Nada más llegar nos darán un iPod con cascos para poder ir escuchándo las diferentes explicaciones. De tanto en tanto algunos tests aparecerán en la pantalla del mismo. Empezaremos por el tercer piso, insertándonos en el universo de Georges Remi con una serie de documentos, fotografías y objetos personales que nos ayudarán a entender mejor su infancia, adolescencia y juventud y cuales fueron las grandes influencias que le llevaron a crear diferentes tebeos, siendo Tintin el que le catapultó a la fama mundial. Me llamó mucho la atención el telegrama enviado por Salvador Dalí, con guiños a las expresiones del capitán Haddock, que muestran la amistad entre Hergé y el propio Dalí. La influencia de los Boy-Scoutts en la estética inicial de los tebeos de Hergé es fundamental también. La podéis ver en la siguiente foto.
En la sala siguiente veremos una serie de ejemplos de otros comics realizados por Hergé, como "Les Aventures de Jo, Zette et Jocko" o "Quick et Flupke" así como las portadas que realizó en el suplemento del que fuera responsable - Le Petit Vingtième - o los diferentes diseños para anuncios publicitarios, Pero es en la tercera sala donde empieza todo a girar en torno al gran personaje de Hergé: Tintin. En efecto, esta sala está dedicada a los principales personajes del mundo de "Les Aventures de Tintin". Vitrina a vitrina, exploraremos a fondo cada uno de los principales influencias, su personalidad y algunas curiosidades así como los modelos en los que se inspiró para crearlos. Por ejemplo, Hernández y Fernández no eran más que parodias de su padre y su tío gemelo vestidos como los policías secretos de la época.
En una sala anexa veremos además las películas y obras de arte que inspiraron a Hergé en la creación de sus diversos álbumes, ya sean los más realistas - cómo Stock de Coque o El País del Oro Negro - o los más fantásticos - como El Secreto del Unicornio -. Además, podremos hacernos una foto en uno de los escenarios de los tebeos, gracias a una camara especial y un fondo verde virtual. Luego, la postal nos llegará a nuestra dirección de correo electrónico.
Tras todo esto, bajaremos por unas escaleras presididas por una estupenda lámpara donde aparecen los cientos de personajes creados por Hergé para el mundo de Tintin. Bajo veremos cientos de objetos que aparecen en los tebeos y cómics de Tintin, así como modelos reales utilizados por Hergé y su equipo para dibujar, por ejemplo, las escenas dentro del cohete de los memorables "Objetivo: la Luna" y "Hemos pisado la Luna". El submarino-tiburón, las maquetas para el totem de "La Oreja Rota" y otros muchos objetos. Asimismo, hay bastante merchandising de Tintin de todos los tiempos.
El Museo acaba con un homenaje al Estudio Hergé, en especial a sus colaboradores más cercanos, que hicieron posible realizar muchos de los nuevos álbumes de Tintin así como actualizar los antiguos. La guinda de la exposición es una serie de tres cuadros con la cara de Hergé realizados por Andy Wharol - el artista siempre reconoció la influencia de los comics de Hergé en sus cuadros -.
En la sala de exposiciones temporales se encontraba un buen número de estatuas de Nat Neujean, escultor belga que inmortalizó diferentes personajes de Tintin en bronce. Una de las más notables es el bello busto de Tintin. Finalmente, el museo cuenta con el restaurante "Le Petit Vingtième", algo anodino. Y por supuesto, con la tienda "Tintin", que es exactamente igual que las tiendas oficiales que encontraréis en París, Bruselas, Singapur o Manila.
El Musée Hergé es una delicia arquitectónica, con un contenido interesantísimo, que gustará a todos los aficionados al comic y obesionará a todos los fans del mundo Tintin. Para el resto, quizá no valga la pena desplazarse hasta Louvain-la-Neuve. Para mi valió mucho la pena. Muchísimo.
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